¿A qué se refería Jesús cuando
habló de “atar” y “desatar” en Mateo 16:19 y Mateo 18:18 ? ¿Hace referencia a
atar y desatar demonios?
“Atar” y “desatar” eran
términos usados comúnmente por los Rabinos en los tiempos bíblicos. Cuando los
rabinos “ataban” algo, ellos estaban “prohibiéndolo,” y cuando “desataban” algo
lo “permitían.”
A pesar del hecho de que los
términos eran usados comúnmente en el tiempo de Cristo, muchos cristianos hoy
en día están confundidos acerca de lo que estos términos significan. “Atar”
y “desatar” son usados en Mateo 16:19 y Mateo 18:18, y para entender
estos versículos examinaremos el significado bíblico de las palabras mismas y
también de la traducción de los versículos como un todo, porque han sido
traducidos erróneamente en la mayoría de las traducciones.
“Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”. – Mateo 16:18-19.
“Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo”. – Mateo 18:18
El erudito griego A. T.
Robertson escribió acerca de atar y desatar: “‘Atar’ (deseéis – griego) en el
lenguaje rabínico es prohibir; ‘desatar’ (lusëis – griego) es permitir” [el
énfasis es nuestro]. […] Los rabinos de la escuela de Hillel «desataban» muchas
cosas que la escuela de Shammai «ataba».[1]
El muy respetado comentarista
bíblico Adam Clark concuerda con Robertson y escribe: “Está tan claro como
el Sol, por lo que sucede en innumerables lugares dispersados a través del
Mishna [Ley Oral], y de allí, comúnmente usado por los rabinos posteriores cuando tratan
de temas de rituales, que atar significaba, y era comúnmente entendido por los
judíos en aquellos tiempos que era: una declaración de algo que era ilegal
hacerlo; y desatar significaba, por el contrario, una declaración de algo que
era legal hacerlo. Nuestro Salvador habló a aquellos discípulos en un lenguaje
que ellos entendían…”
El Exegetical Dictionary of the
New Testament (Diccionario exegético del Nuevo Testamento) añade: “Atar” y
“desatar” son términos técnicos en el judaísmo… con respecto a la enseñanza, la
frase es usada para una exposición autoritativa de la ley por un rabino
autorizado y ordenado, que tenía autoridad para “prohibir y permitir”.
El erudito hebreo John Lightfoot
escribió cinco páginas acerca de atar y desatar, en su comentario del Nuevo
Testamento, sobre Mateo. Él escribe: “…atar y desatar, una frase muy
frecuente en las escuelas judías, se usaba con respecto a cosas, no personas…
Uno puede citar miles de ejemplos de sus escritos… el lector puede ver con
suficiente abundancia tanto la frecuencia como el uso común de esta frase, y
también el sentido de ésta, a saber: primero, que es usado en doctrina y en
juicios con respecto a cosas que eran permitidas o no eran permitidas en la ley”.
El Diccionario Bíblico Mundo Hispano dice respecto a esto: "El uso de estos términos formaba parte del vocabulario rabínico de la época, refiriéndose a la autoridad que se atribuía a los rabinos para dictaminar en asuntos doctrinales y disciplinarios".
Vemos que “atar” es lo mismo que prohibir, o declarar prohibición. Pensar que Cristo, cuando usó esta frase común no fue comprendido por sus oyentes en la actualidad.
De los muchos ejemplos de “atar” y “desatar” en los escritos judíos, podemos ver que se refieren a “prohibir” o “permitir” algo, y eran usados con respecto a cosas, tales como reglas y reglamentos, no con respecto a personas.
Los rabinos no ataban o desataban personas. “Atar” (prohibir) y “desatar” (permitir) eran necesarios porque la Ley de Moisés no podía contener todos los reglamentos necesarios para gobernar una congregación y sociedad. Por lo tanto, se requería que los líderes religiosos “ataran” y “desataran” actividades en la congregación, que no estaban específicamente incluidas en la Ley de Moisés. Esto era válido en los días de Jesús y sigue válido en estos días.
Toda iglesia, hoy en día, tiene reglas y reglamentos, cosas prohibidas y cosas permitidas, que no están específicamente escritas en la Biblia, pero que son extrapoladas de ésta. Es así que los líderes de una iglesia, en estos días, puede “atar,” prohibir vestimentas específicas que son inapropiadas en el servicio de adoración, basados en la afirmación general de la Escritura de que las personas deben vestirse modestamente. O puede “atarse,” o prohibirse determinado lenguaje sucio dentro de cierto edificio eclesiástico, en base a la regla general de la Biblia de no usar obscenidad.
La fe judía en los tiempos de Jesús no era diferente a nuestras modernas iglesias, y los líderes imponían muchas reglas y reglamentos que no estaban específicamente escritas en la “Ley,” el “Torah,” que son los cinco primeros libros del Antiguo Testamento [Génesis hasta Deuteronomio].
Pero cabe señalar que El Señor nos juzgará por lo que prohibimos o permitimos. Por lo tanto todo aquello que prohibamos o permitamos debe estar sola y únicamente basado en la Escritura.
Una vez que comprendemos que "atar" y "desatar" eran términos comunes para “prohibir” y “permitir” queda claro que hay varias cosas que todo líder debe prohibir o permitir. De hecho, dada la frecuencia en que atar y desatar aparecen en los escritos rabínicos, es, de algún modo, asombroso que sólo aparezca dos veces en la Escritura.
Después de todo, los rabinos ataban y desataban todo tipo de cosas que son mencionadas en los evangelios, incluyendo el “atar” (prohibir) a las personas el comer si no se habían lavado las manos (Mr.7:3), o recoger grano el Sabbath (Mt.12:1 y 2).
A su vez, ellos “desataban” (permitían) a las personas de tener que soportar a sus
padres (Mt. 15:3-6), y “desataban” la usura en el Templo, como los codiciosos
que vendían animales y cambiaban moneda para tomar ventaja de las personas,
algo que despertó el descontento de Jesús (Jn.2:13-16).
El hecho de que “atar” y “desatar” eran términos comunes para “prohibir” y “permitir” explica por qué Jesús usaba el término en diferentes contextos. En Mt.16:19 Jesús habló acerca de atar y desatar en el contexto de ser un líder espiritual sobre las personas, porque los líderes constantemente tienen que tomar decisiones que afectan las vidas de las personas. En Mt.18:18 Jesús habló acerca de atar y desatar en el contexto de perdonar a alguien que ha pecado contra ti pero no lo admite.
¿Cómo es que “prohibimos” o “permitimos” en el contexto del perdón? Si hacemos la decisión de perdonar a una persona que ha pecado contra nosotros sin obtener ninguna clase de restitución de su parte, nosotros le “desatamos” (permitimos) que viva como si el pecado no hubiese sucedido. Por otro lado, si, por ejemplo, tomamos la decisión de que, a causa de su obstinación y dureza de corazón, ya no es bienvenido en nuestra congregación, le “atamos” (prohibimos) que continúe su vida sin consecuencias.
En el evangelio de Juan Jesús enseñó acerca de atar y desatar en el contexto del perdón, pero no mencionó específicamente las palabras “atar” y “desatar.” Jesús dijo: “A quienes les perdonen sus pecados, les serán perdonados; a quienes no se los perdonen, no les serán perdonados.” (Jn.20:23). Es imposible que un líder organice una congregación sin tomar decisiones sobre qué “atar” y “desatar.”
Ahora que sabemos que la palabra “atar” significa “prohibir” y “desatar” significa “permitir,” es necesario que traduzcamos adecuadamente los versículos que las contienen. Casi todas las versiones de la Biblia traducen Mt. 16:19 y 18:18 de manera similar a la NVI: “Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo.” (Mt.18:18).
Según esta traducción, nosotros, como discípulos, hacemos la decisión de atar o desatar y luego Dios sigue nuestra decisión. Esta traducción ha producido una doctrina errónea en la iglesia. Por ejemplo, el comentarista Albert Barnes, autor de la muy conocida serie de comentarios: “Barnes’ Notes,” escribe: “El significado de este versículo es que lo que sea que hagas para disciplinar a la iglesia será aprobado por Dios…” Esta no es una correcta interpretación del versículo, y no es la manera en que funciona el ministerio.
Los ministros de Dios no hacen
mandamientos que Dios debe aprobar y seguir [como se cree en el Judaísmo]. Por el contrario, los ministros de
Dios deben aprender sobre lo que Dios ha hecho y luego seguir Su instrucción.
Jesús mismo trabajó así, como lo muestra claramente la Escritura:
Juan 5:19 – Entonces Jesús afirmó: Ciertamente les aseguro que el hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sino solamente lo que ve que su padre hace, porque cualquier cosa que hace el padre, la hace también el hijo.
Juan 5:30 – Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta; juzgo sólo según lo que oigo, y mi juicio es justo, pues no busco hacer mi propia voluntad sino cumplir la voluntad del que me envió.
Juan 8:28 – … no hago nada por mi propia cuenta, sino que hablo conforme a lo que el Padre me ha enseñado.
Los discípulos de Jesús, al
igual que Jesús mismo, tienen que seguir las instrucciones de Dios, como lo
muestra una correcta traducción de Mt.16:19 y 18:18. La revisión de 1989 de la
Reina Valera (RVA: “Reina Valera Actualizada”) hace un buen trabajo de
traducción sobre Mateo 18:18.
Mateo 18:18 (RVA) - De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra habrá sido atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra habrá sido desatado en el cielo.
El texto griego en la frase que
la mayoría de las versiones traducen como “quedará (o será) atado en el cielo,”
no está en una oración en tiempo futuro simple, como lo implicaría el “será” o
“quedará,” y el verbo “atar” está en voz pasiva en el texto griego, por lo
tanto “habrá sido atado” o “debe haber sido atado” son buenas traducciones del
griego. Una excelente traducción de Mateo 18:18 fue hecha por Charles Williams.
Mateo 18:18 (Traducción de Williams): Solemnemente les digo: lo que sea que prohíban en la Tierra debe ya haber sido prohibido en el cielo, y lo que sea que permitan en la Tierra debe ya haber sido permitido en el cielo.”
Julios R. Mantey, el lingüista y erudito griego, coautor de “A Manual Grammar of the Greek New Testament” (Un manual de gramática del Nuevo Testamento griego), escribió que la traducción de Williams hizo un mejor trabajo de traducción del verbo griego al inglés que cualquier otro Nuevo Testamento que él haya estudiado, y puso a Mt.16:19 y 18:18 como ejemplos de versículos que Williams tradujo muy bien.
Una de las lecciones más
importantes que podemos aprender es que Dios nos guía en las decisiones que hacemos.
Si oramos y buscamos Su instrucción, generalmente estará allí. Santiago dice:
“Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará,
pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie.” (Santiago 1:5)
Ahora tenemos suficiente información para entender claramente lo que Jesús le estaba enseñando a sus discípulos. Jesús buscó a Dios para saber qué hacer en situaciones no cubiertas por la Ley. En contraste, los discípulos de Jesús tenían que buscarlo a él para obtener dirección, pero ¿Qué harían cuando él se fuera?
Él sabía que sus
discípulos necesitaban instrucción sobre cómo organizar reuniones que se
dispersarían en todo el globo, por lo tanto, les enseñó que se aseguren de
tener la guía de Dios en cuanto a lo que prohibían o permitían. La instrucción
de Jesús a sus discípulos encaja perfectamente en la cultura de sus días, y
sigue encajando perfectamente en estos días. Siempre tenemos que buscar la guía
de Dios antes de hacer reglas que prohíban o permitan acciones a las personas.
Hay una tendencia, hoy en día,
en el cristianismo evangélico y carismático de intentar “atar” y “desatar”
demonios. Esto sucede, generalmente, en el contexto de sesiones de sanidad y
liberación. El Nuevo Testamento claramente enseña que un ministro del evangelio
tiene poder sobre los demonios. Sin embargo, en ninguna parte del Nuevo
Testamento, ni Jesús, ni Pedro, ni Pablo, ni ningún otro ministro “ató” ni
“desató” jamás a un demonio. Recuerden que en la cultura, atar y desatar es con
respecto a cosas, no personas ni demonios. Además, el contexto de los
versículos que usan “atar” y “desatar” no tienen nada que ver con demonios. El
vocabulario acerca de atar y desatar ya era común antes de que Jesús iniciara
su ministerio, y Jesús fue el primer hombre en la historia en ejercitar
regularmente la autoridad sobre los demonios, por lo tanto, el vocabulario de
atar y desatar no pudo haberse desarrollado para referirse a los demonios.
Los ministros del evangelio pueden echar fuera demonios o, como Jesús, prohibirles hablar o expresarse. Sin embargo, debemos comprender que la única autoridad efectiva que tenemos contra los demonios es la autoridad que Dios nos da, la cual obtenemos por revelación. Al tratar con demonios, todo ministro del evangelio debe caminar cuidadosamente por medio de la revelación e instrucción de Dios, y no intentar ministrar desde la carne. No tenemos legítima autoridad ante los demonios sino recibimos revelación.
Pero decir “te ato, demonio, en el nombre de Jesucristo,” sin una revelación específica, son sólo palabras sin poder.
El más profundo problema que
ocurre al asociar el “atar” y “desatar” con los demonios es que crea un
terrible malentendido de lo que Jesús realmente quiso decir en Mt.16:19 y
18:18. La verdad que Jesús enseñó acerca de atar y desatar es una que todo
discípulo cristiano debiera conocer. Siempre habrá cosas que será necesario que
prohibamos, y cosas que será necesario que permitamos. Los líderes de la
Iglesia no pueden permitirse ser débiles de carácter o indecisos. Debemos
caminar en fe, amor y poder, y estar deseosos de tomar decisiones que
influencien la vida de otros, pero, como Jesús nos enseñó, lo que prohibimos en
la Tierra debe primero haber sido prohibido en el cielo, y lo que permitimos en
la Tierra debe, primeramente, haber sido permitido en el cielo.
Una última cosa que es digna de notarse, en lo que respecta a atar y desatar en Mt.16:18 y 19 es que los Católicos Romanos han concluido que sólo Pedro y sus descendientes espirituales: los Papas, son quienes tienen las llaves del reino y pueden atar y desatar. Sin embargo, esto no es correcto. Es claro, en el uso de “atar” y “desatar” en la cultura, y en las escrituras escritas luego de Mt.16:18, que los discípulos de Jesús no pensaron que su enseñanza iba dirigida solamente a Pedro. A. T. Robertson explica muy bien esto: “El mismo poder dado aquí a Pedro pertenece a todo discípulo de Jesús en todas las épocas. Los abogados de la supremacía papal insisten en la primacía de Pedro aquí, y el poder de Pedro para pasar su supuesta soberanía a otros. Pero todo esto está bastante lejos de la marca. Pronto veremos nuevamente a los discípulos discutiendo (Mt. 18:1) en cuanto a quién de ellos es el mayor en el reino de los cielos, como volvieron a hacerlo (20:21), incluso en la noche antes de la muerte de Cristo. Claramente, ni Pedro ni los demás entendieron que aquí se haya dicho que Pedro iba a tener autoridad suprema. Lo que se agrega es, precisamente, que Pedro tendría las llaves al igual que todo predicador y maestro las tiene. ‘Atar’ (dësëis – griego) en el lenguaje rabínico es prohibir, ‘desatar’ (lusëis – griego) es permitir. Pedro sería como el rabino que debía dar su juicio en muchos asuntos. [...] La enseñanza de Jesús es la norma para Pedro y para todos los predicadores de Cristo. Noten el futuro perfecto indicativo (estai dedemenon, estai lelumenon – griego), un estado de concreción. Todo esto supone, por supuesto, que Pedro utilizaría las llaves conforme a la enseñanza y la intención de Cristo. El atar y desatar es repetido por Jesús a todos los discípulos (18:18). Más adelante, luego de la resurrección, Cristo usaría este mismo lenguaje hacia todos los discípulos (Jn.20:23), mostrando que no era una prerrogativa especial de Pedro. Él, sencillamente, es el primero entre otros iguales, porque es esta ocasión, él era el que hablaba en nombre de la fe de todos.”
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