"Es una Alegría Caer". Lección Joven Universitario. 1 Abril.

 Introduccion: 

Nuevo trimestre en donde estudiaremos el Libro de Santiago: El autor de esta carta se identifica como Santiago. Este nombre, que solo se traduce de esta manera en esta carta, es la variante al español de Jacobo. En latín, a "Jacobo" se le denominaba "Sanctus lacobus" o "San Jacobo". Este nombre devino con el tiempo en "Sant lago" y finalmente en "Santiago". 

A pesar de que se mencionan diversos personajes llamados "Jacobo" en la iglesia del NT, es casi seguro que el autor de este libro es Jacobo (Santiago), el hermano de Jesús. El autor asume una posición de autoridad en la iglesia, lo cual ciertamente corresponde con Jacobo (Santiago), el hermano del Señor, quien era un líder de la iglesia de Jerusalén (Ga 1:19) y que presidió la reunión en Jerusalén (Hch 15). 

Él era considerado uno de los pilares de la iglesia, junto con Pedro y Juan (Ga 2:9). En el Nuevo Testamento se hace referencia a Jacobo (Santiago) como uno de los hijos de María, la madre de Jesús (Mt 13:55; Mr 6:3). 

Jacobo (Santiago), junto con sus hermanos, era escéptico con respecto a Jesús durante su ministerio terrenal (Jn 7:5), pero se convirtió cuando fue testigo ocular de la resurrección (1 Co 15:7). Hegesipo, el historiador de la iglesia primitiva, lo identificó como "Jacobo el justo" (Santiago), testificando de su extraordinaria piedad, su celo por la obediencia a la ley de Dios y su devoción singular a la oración. Lee el texto de esta semana: Santiago 1:1-8 

Inicia – Sábado 26/3 

La humanidad, con su inclinación natural hacia la autosuficiencia ilusoria, se esforzará por ocultar la debilidad y la lucha. La gente se alegra de tales experiencias solo en el contexto de un claro logro: la privación del sueño en aras de un ascenso laboral o los músculos agotados en aras de un récord personal en una maratón. Sin embargo, Santiago tenía en mente un logro mejor: el desarrollo del carácter. Cuando se desafía la fe en las pruebas, la debilidad y la lucha suelen quedar al descubierto. Según Santiago, esto es algo bueno. Santiago está tan convencido del valor de esta experiencia que anima a los hermanos diciendo: “Gozaos profundamente cuando os halléis en diversas pruebas” (Sant. 1:2, énfasis añadido). No solo permitas que pase, dice. Disfruta de ello. Esta alegría se produce al entender que “la prueba de vuestra fe produce paciencia” (vers. 3). 

El dolor con un propósito, como los músculos fatigados por prepararse para una maratón, se hace soportable, e incluso agradable. Santiago continúa aconsejando que, cuando alguien carece de sabiduría, cuando ve que algo está más allá de su capacidad de comprensión, entendimiento o lucha, en lugar de desesperarse, cuestionar su vocación o autocensurarse por su carencia, debe pedir a Dios sabiduría, sabiendo que él la da generosamente a todos los que la piden (vers. 5). Esta debilidad o carencia de sabiduría debe verse como una invitación a acercarse a Dios y tomar de su abundancia de gracia y dones. Todas las debilidades, las luchas y las carencias deben tratarse del mismo modo. 

– Lunes 28/3

 Sin más credenciales que las de ser un esclavo de Dios y de Jesús, Santiago abre su carta dirigiéndose a los creyentes que están “dispersos” (Sant. 1:1). Comentario a “Santiago Siervo”: Santiago se identifica como un esclavo de Dios y de Cristo. Un esclavo es uno que es comprado y poseído por un amo 'Señor'. Esto indica no solo humildad por parte del autor, sino también un profundo testimonio de su conversión a la fe en su medio hermano terrenal—si era el hermanos de Cristo (Gálatas 1:19)—, como su Redentor (1Co 15:3) Santiago es un esclavo tanto de Dios como de Jesus) Comentario “a los dispersos”: Una referencia no solo a los cristianos judíos dispersos fuera de Israel, sino también a los cristianos gentiles que han sido injertados en Cristo, que conformarían el verdadero Israel, de modo que ellos también se han convertido, junto con los cristianos judíos, en la continuación del verdadero Israel (cp. Galatas 3:16, 29, 6:15-16; Ap 7:1-9) Este tema también aparece en 1 Pedro, donde Pedro se dirige de manera similar “a los expatriados, de la dispersión elegidos" (1:1). Los destinatarios de 1 P ciertamente no son solo cristianos judíos, sino también creyentes gentiles. Por consiguiente, hablar de los "expatriados, de la dispersión” elegidos de 1 Pedro 1:1 es posiblemente una manera de referirse a la iglesia judeo-gentil como la continuación del verdadero Israel, ya que Israel anteriormente se llamaba expatriado, puesto que fueron dispersados desde Babilonia en la época del AT. En Stg 1:1 se ve el mismo caso. A continuación, se sumerge inmediatamente en los consejos prácticos y mantiene este criterio durante los cinco capítulos: vive de esta manera, no de aquella, debido a las claras realidades que Dios ha revelado. Mientras que algunos estudiosos creen que Santiago es simplemente una colección de máximas abruptas sin un tema cohesivo, otros estudiosos están de acuerdo en que el hermano de Jesús, Santiago, escribió esto a personas reales, en circunstancias reales con un propósito real: dar ánimo y consejos prácticos ante circunstancias adversas. El autor escribe a un público que está soportando profundas pruebas, que se encuentra necesitado de sabiduría y que lucha por aferrarse a su fe de forma constante. Estas circunstancias tienen un reflejo creíble en medio de la agitación social y la injusticia de finales de los años '40 y '50 a.C. Ante la pobreza, la injusticia violenta, y sin un final a la vista, incluso el más devoto de los cristianos podría haber sentido la tentación de utilizar las armas del mundo para defenderse. Esta realidad preocupó profundamente a Santiago y lo llevó a escribir una epístola rica en consejos relevantes y prácticos. Aunque su consejo es contundente, el entrañable término “hermanos míos”, que utiliza Santiago, tiene un efecto de camaradería y empatía, es decir se dirige en términos “fraternales, como es apropiado para aquellos que tienen a Dios como Su Padre. Puede ver la violencia y el sufrimiento que están experimentando, y sabe que ellos solo pueden controlar su propia respuesta. Invita a sus lectores a, en lugar de seguir los ejemplos de la ira y la venganza, permitir el desarrollo de la paciencia en su interior, a aguantar y perseverar en una respuesta cristiana, en lugar de volver a las no-soluciones a corto plazo del mundo. En estas duras circunstancias, se necesitaba sabiduría, y Santiago afirma que hay abundante disponibilidad de ella por parte de Dios. Su único consejo fue que pidieran “no dudando nada, porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento […]. Es persona de doble ánimo e inconstante en todos sus caminos” (Sant. 1:6, 8). La agitación de las ondas es un paralelo de la inestabilidad de alguien que no tiene fe para anclarse. Así, las circunstancias se convierten en el factor decisivo: cuando las circunstancias parecen favorables, el creyente se emociona con alegría y paz; cuando las circunstancias parecen oscuras o llegan las pruebas, la supuesta fe del creyente desaparece. Esta mentalidad impregna todos los aspectos de la vida y todos sus caminos. Por eso, aconseja Santiago, permite que la fe sea probada, pero no arrebatada, incluso ante las peores circunstancias. 

– Martes 29/3 Cuando Santiago dice a los creyentes que se gocen profundamente cuando se encuentren en pruebas, puede sonar un poco insensible (Sant. 1:2). Además de todo lo que tienen que sufrir, ¿se supone que deben alegrarse por ello? ¿Deben ocultar su malestar y su dolor tras una sonrisa falsa? ¿Cómo puede compartirse un mandato así desde el amor de Cristo? Es útil observar la manera en que Santiago redactó este consejo directo. La alegría proviene de conocer el efecto de las pruebas, no de las pruebas mismas; proviene de ver el efecto a largo plazo, en lugar de la experiencia a corto plazo. Al igual que Pablo, Santiago no dice que todas las cosas sean buenas, sino que todas las cosas pueden colaborar para bien (Rom. 8:18,28). Comentario: Las pruebas pueden ser consideradas como sumo gozo solo cuando existe el conocimiento de que estas son diseñadas por Dios con un propósito. Son pruebas de fe dadas con el fin de desarrollar la perseverancia A su vez, la perseverancia produce un carácter cristiano maduro. En lugar de centrarse en las dificultades, los insta a que se centren en su respuesta (la única parte que pueden controlar) y a que presten atención al desarrollo de los rasgos esenciales de Cristo en ellos. El dolor y el malestar a menudo causan una hiperconcentración en uno mismo; es decir, cuando alguien sufre, le resulta difícil ver otra cosa. Los creyentes pueden sentir la tentación de hacer lo que sea para evitar completamente el sufrimiento; pero entonces se perderían un crecimiento esencial en la fe y en la gracia; o peor aún, recurrirían a causar sufrimiento a otros para evitarlo ellos mismos. Santiago exhorta: Mira a largo plazo, y no te dejes atrapar por las diversas pruebas del presente. Apóyate en ellas por lo que Dios puede hacer con ellas, y no te fijes en las pruebas en sí. No nos salvamos por disfrutar de las pruebas; nos salva Aquel que nos ayuda a atravesarlas. Santiago añade la garantía de la sabiduría con la condición de una fe inquebrantable; es decir, una fe sin dudas (Sant. 1:6). En lugar de prescribir un castigo arbitrario para el que duda, Santiago describe la realidad de que se necesita fe para recibir cualquier cosa de Dios. La fe es una realización convencida, una confianza en realidades invisibles (Heb. 11:1). Dado que Dios no camina actualmente por esta Tierra de forma física y visualmente, necesitamos fe para interactuar con él, y, por lo tanto, también para recibir dones, incluida la sabiduría. Al igual que una ola azotada por el viento no proporciona estabilidad, tampoco lo hacen un corazón y una mente sin fe en el carácter y el poder de Dios. La fe significa estar convencido tanto de su existencia y su capacidad como de su voluntad de recompensar al “que se acerca a Dios” (Heb. 11:6). Con fe, el creyente puede beneficiarse de diversas pruebas, apoyarse en la Fuente de la sabiduría y tener gozo constante en Dios todo el tiempo. 

– Miercoles 30/3 

¿Qué relación tienen los siguientes versículos con el texto principal de esta semana? Santiago 3:13, 17 1 Corintios 1:30 Romanos 5:3-5 1 Pedro 4:12-19 Romanos 8:18 ¿Qué otros versículos se te ocurren en conexión con Santiago 1:1 al 8? – Jueves 31/3 Cuando Jesús envió a los doce discípulos, les encomendó una instrucción práctica, que incluía este principio: “El discípulo no es más que su maestro ni el siervo más que su señor” (Mat. 10:24). Sus discípulos ya habían visto cómo las autoridades religiosas lo trataban con dureza, y les recordó que no debían esperar nada diferente. Si trataron así al Maestro, ¿no se tratará igual a los que llevan su nombre? (vers. 25). Pero termina esta advertencia con palabras de ánimo: no tengan miedo frente estas experiencias, porque al final se sabrá toda la verdad del asunto (vers. 26). Muchas experiencias de sufrimiento solo las conocen quienes las atraviesan. Algunos recurren a llevar su sufrimiento como una insignia, buscando validación y afirmación por sus “pruebas pacientemente soportadas”. Otros ocultan sus pruebas por el deseo de no parecer ingratos, débiles o incómodos. No importa si las experiencias son exageradas o se ocultan, hay Uno que ve todas las cosas como son. Las palabras fallan, la simpatía humana decae, y puede ser difícil hacer que otro comprenda plenamente el sufrimiento propio. Pero hay Alguien que no necesita palabras, cuya simpatía es abundante, y que puede llegar a una comprensión plena sin necesidad de que articules nada. Por las pruebas soportadas a manos de aquellos a los que vino a salvar, empezando por ser perseguido de niño y culminando en una muerte pública llena de vergüenza, Jesús se ha asociado con lo más maltratado de la humanidad. Jesús sabe lo que es soportar un maltrato inmerecido, ser incomprendido por los más cercanos, e incluso ser observado a cada paso en busca de una oportunidad para su ruina. Su consuelo para los Doce continúa siendo válido para sus seguidores hoy: las experiencias que parecen secretas se conocerán. Incluso si ningún otro corazón humano lo sabe, Jesús lo sabe. Esto también puede formar parte de la alegría a la que nos llama Santiago: nos alegramos al saber que nada se desperdicia (Rom. 8:28) y que Dios está ayudándote a superar las pruebas para obrar beneficios eternos en el carácter (Sant. 1:3, 4). 

– Viernes 1/4 —La Diciplina de la Espiritualidad.— 

“La vida es una disciplina. Mientras esté en el mundo, el creyente arrostrará influencias adversas. Habrá provocaciones que prueben su genio; y es afrontándolas con el espíritu debido como se desarrollan las gracias cristianas. Si se soportan mansamente las injurias y los insultos, si se responde a ellos con contestaciones amables, y a los actos de opresión con la bondad, se dan evidencias de que el Espíritu de Cristo mora en el corazón, y de que fluye la savia de la Vid viviente por los pámpanos. En esta vida estamos en la escuela de Cristo, donde hemos de aprender a ser mansos y humildes de corazón; en el día del ajuste final de cuentas veremos que todos los obstáculos que encontramos, todas las penurias y molestias que fuimos llamados a soportar, eran lecciones prácticas en la aplicación de los principios de la vida cristiana. Si se soportan bien, desarrollan en el carácter virtudes como las de Cristo, y distinguen al cristiano del mundano. “Debemos alcanzar una alta norma si queremos ser hijos de Dios, nobles, puros, santos y sin mancha; la poda es necesaria si queremos alcanzar esta norma. ¿Cómo se lograría esta poda si no hubiese dificultades que arrostrar, ni obstáculos que superar, ni nada que exigiese paciencia y tolerancia? Estas pruebas no son las bendiciones más pequeñas de nuestra vida. Están destinadas a inspirarnos la resolución de obtener éxito. Debemos emplearlas como medios divinos para ganar victorias decisivas sobre nosotros mismos, en vez de permitir que nos estorben, opriman y destruyan. […] “Recordemos que Jesús nos conoce individualmente, y se compadece de nuestras flaquezas. Conoce las necesidades de cada una de sus criaturas, y la pena oculta e inexpresada de cada corazón. Si se perjudica a uno de los pequeñuelos por los cuales murió, lo ve y pedirá cuenta al ofensor. “Jesús es el Buen Pastor. Él se interesa por sus ovejas débiles, enfermizas y errabundas. Las conoce a todas por nombre. La angustia de cada oveja y de cada cordero de su rebaño conmueve su corazón de amor y simpatía; y llega a su oído el clamor que pide ayuda. […] “Jesús se interesa en cada uno como si no hubiese otra persona en toda la Tierra. Como Dios, ejerce gran poder en nuestro favor, mientras que como nuestro Hermano mayor siente todas nuestras desgracias. La Majestad del cielo no se mantuvo alejada de la humanidad degradada y pecaminosa. No tenemos Sumo Sacerdote tan ensalzado y encumbrado que no pueda fijarse en nosotros o simpatizar con nosotros, sino que fue tentado en todas las cosas como nosotros, aunque sin pecar” (Elena de White, Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 323-325).

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