Apocalipsis 1:1 nos declara: “La revelación de Jesucristo,
que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder
pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan”
Según
este pasaje se nos es declarado que tipo literario de libro es ya con el primer
versículo: “la Revelación” como es traducido en nuestras biblias viene del griego “αποκαλυψις” “apokálupsis”
“Revelación”[1] (ya hablado
anteriormente); respecto a lo que inspiro el titulo el “Apocalipsis”
debemos resaltar la antiquísima practica de considera como título a una obra
literaria con sus palabras iniciales, que esto se puede ver con los libros de
Moisés que conforman la biblia, por ejemplo Genesis en las escrituras hebreas
es bereshit “En el Principio” las primeras palabras del primer versículo del
Genesis que el titulo Genesis fue adoptado posteriormente, otro ejemplo es el
de Levítico que su nombre es “relativo a los levitas” pero que en hebreo, su
nombre es Vayyiqra que significa “Y llamo como los describir el primer
versículo de Levítico 1:1 por más que se podría mencionar.
Apocalipsis 1:1 nos declara: “La revelación de Jesucristo,
que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder
pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan”
La expresión “Las cosas que deben suceder pronto” es una alusión a Daniel
2.28:
“Mas hay un Dios en el cielo, el cual revela los
misterios, y Él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer
en los postreros días. Tu sueño, y las visiones de tu cabeza sobre tu cama,
es esto”
El Apocalipsis como vimos en su principio se nos indica su carácter
“Revelador de Secretos”; él se hace eco de los Secretos de Daniel.
Aquí el apocalipsis sigue el ejemplo del libro del profeta Daniel que
repetía y expandidas sus visiones.[2]
(Comparar con Daniel 2;7;8)
Tanto los símbolos como el Contenido del Apocalipsis son designados por Dios
(Apocalipsis 1:1,4,11;22:16) y va a dirigido a todos nosotros “para
manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”; con este
primer versículo sabemos con propósito fue dada la revelación como su contenido,
analicemos un poco esto, dos veces aparece la palabra “siervo” en este pasaje. Primero
“La Revelación de Dios les fue enviada a y para Sus siervos” y segundo por
medio de Su siervo Juan, la palabra aquí para “siervo” es δοῦλος dulos[3], y en hebreo עֶבֶד[4] ébed, que son difíciles
de traducir satisfactoriamente. La traducción normal de dulos es “siervo o
esclavo”. El verdadero obrero de Dios es de hecho su esclavo. Un obrero común
puede dejar su trabajo cuando lo desee o quiera; tiene horas fijas de trabajo y
también fuera del trabajo; trabaja por un sueldo; tiene una mente propia, y
puede llegar a un convenio en cuanto a cuándo y a qué dedicar su trabajo. Al
contrario, un siervo no puede hacer ninguna de esas cosas pues es la posesión
absoluta de su amo, y no tiene ni voluntad ni tiempo propios, sino todo lo que
designe su Señor, “En el Oriente (Lc.
15:17), los siervos adquiridos por un precio estaban encima, no debajo de los
asalariados[5]. Dulos y `ébed expresan
absolutamente que debemos rendirle nuestra vida y talentos completamente a
Dios. Al ver este término "siervo" en el trasfondo del Antiguo
testamento es interesante notar a quiénes se aplican estas palabras. Abraham
era un siervo de Dios (Ge 26:24), así como lo era Moisés. (Salmos 105:26; Daniel
9:11;2 Crónicas 24:6; Nehemías 1:7; 10:29). Jacob también era un siervo de Dios
(Isaías 44:1; 45:4; Ezequiel 37:25). Los valientes Caleb y Josué eran siervos
de Dios (Números 14:24; Josué 24:29; Jueces 2:8). El Rey David ocupa también
este lugar, como siervo de Dios (Sal 132:10;144:10; 1 Reyes 8:66; 11:36; 2
Reyes 19:34 ;20:6; 1 Crónicas 17:4; Sal 89:3; Ezequiel 34:24). El profeta Elías
era un siervo de Dios (2 Reyes 9:36; 10:10). También el profeta Isaías era un
siervo de Dios (Isaías 20:3). Job era un siervo de Dios (Job 1:8; Job 42:7).
Los profetas eran siervos de Dios (2 Reyes 21:10; Amos 3:7). Los apóstoles eran
siervos de Dios (Filipenses 1:1; Tito 1:1; Santiago 1:1; Judas 1:1; Romanos
1:1; 2 Corintios 4:5). Un hombre como Epafras era un siervo de Dios (Colosenses
4:12). La escritura declara que todos los cristianos son también siervos de
Dios (Efesios 6:6). Con esto podemos ver que todos los que se entregan al Señor
y le son fieles, “son siervos de Dios”, no importa tu capacidad, Dios te
capacita, él te limpia y te hace capas, no hay nadie a quien Dios no pueda usar
si se somete a su servicio[6] , a su obra y le
entrega su vida y vive para cumplir su voluntad, su vida.
Ahora analicemos de que paso la revelación se trasmite de Dios Padre al
Hombre:
Esta es la
revelación de Jesucristo, que Dios le dio para mostrar a sus siervos lo
que sin demora tiene que suceder. Jesucristo envió a su ángel
para dar a conocer la revelación a su siervo Juan, (Apocalipsis 1:1)
Yo, Juan, escribo a las siete iglesias que
están en la provincia de Asia: Gracia y paz a ustedes de parte de aquel que es
y que era y que ha de venir; y de parte de los siete espíritus que están
delante de su trono; (Apocalipsis 1:4)
que
decía: «Escribe en un libro lo que veas y envíalo a las
siete iglesias: a Éfeso, a Esmirna, a Pérgamo, a Tiatira, a Sardis, a
Filadelfia y a Laodicea».
Apocalipsis 1:11
Con esto en mente y analizado podemos ver que la
Revelación sigue cierta secuencia como lo mostramos a Continuación:
1. Dios a Jesús.
2. Jesús al Ángel.
3. Ángel a Juan.
4. Juan a las Iglesias.
5. Las iglesias deben luego compartir el mensaje del
libro con el mundo.
Como ya se señaló el Autor del Apocalipsis: “el quinto Evangelio”, es Cristo
mismo, y Juan el Apóstol su escriba, así como lo fue Baruc, escriba del Profeta
Jeremías; pero notemos como se identifica el escritor—quien lo escribió, que es
Juan— del Apocalipsis en los siguientes versículos:
el cual dio testimonio
de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todo lo
que vio.
“Una
traducción más adecuada para este verso sería: “Aquel que testifica el mensaje
de Dios y del testimonio acerca de Jesucristo, sin omitir nada de lo que
vio…” (The Twentieth Century New Testament).
Yo, Juan,
vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en
la perseverancia en Jesús, me encontraba en la isla llamada Patmos, a
causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús.
Apocalipsis 1:2,9
Se presenta, primeramente, como: “Yo Juan”, un
rasgo similar con el libro del profeta Daniel “Yo Daniel” (Dan 7:28; Dan 9:2;
Dan 10:2). Uno de los muchos rasgos de semejanza entre los videntes
apocalípticos Intertestamentarios.[7] Aquí Juan se identifica como un “testigo” por qué da
“testimonio”, es decir un “Mártir” del griego “μάρτυς” “testigo”[8],el cual estaba
pasando por tribulación y estaba en la isla de Patmos por la palabra de Dios y
el testimonio de Jesucristo (Apocalipsis 1:9), la
estrecha relación entre “martir y Testigo” es pues que con aquellos que daban
testimonio es que eran candidatos al martirio, “a la muerte” “en días de
persecución”[9], es por eso que se entiende a
mártir como alguien que defiende y muere por su fe, a través de su testimonio.
El nombre Juan viene del
hebreo Yehokjanan que su significado es Jehová ha Favorecido o YHWH es
misericordioso.[10]
Según nuestro siguiente versículo de Apocalipsis 1, el versículo 3 nos
sugiere al principio el tipo de metodología para el estudio de este; este a su
vez atrae una bendición según los declara Apocalipsis 1:3:
“Bienaventurado
el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas
en ella escritas; porque el tiempo está cerca”.
Estructurado así:
1.
El que Lee.
2.
Los que oyen.
3.
Los que Guardan.
El libro primeramente nos exhorta a “leer” es interesante notar que aquí
está solo en singular: “el que lee”, los otros verbos están en plural: “los que
oyen”, el lector ciertamente tiene una audiencia no está solo, las palabras que
deben leer deben ser oídas por la multitud: “los que oyen”; Dios quiere que la
Biblia sea leída, oída, y guardada. (Véanse Col 4:16; 1Ts
5:27; 2Ts 2:15; Efe 3:4); la lectura de la Escritura era el centro del
culto judío (Lucas 4:16; Hechos 13:15)[11], según la práctica
litúrgica de la sinagoga, estamos en el contexto sagrado del culto colectivo[12];
la Escritura se leía en las sinagogas judías a la congregación por siete
miembros normales de la misma, aunque si estaban presentes un sacerdote o un
levita se les concedía prioridad, la Iglesia Cristiana adoptó esta costumbre
del orden de la sinagoga, y la lectura de la Escritura siguió ocupando una
parte central del culto. Justino Mártir[13] nos da una de las
descripciones más antigua de cómo era un culto en la Iglesia Primitiva; e
incluía la lectura de “las memorias de los apóstoles —es decir, los evangelios—
y los escritos de los profetas” (Justino Mártir 1:67). El de lector llegó a ser
con el tiempo un cargo oficial en la Iglesia. Una de las quejas de Tertuliano
sobre las sectas heréticas era la manera en que una persona podía llegar
demasiado pronto a un cargo sin tener la debida formación. Escribe: “Así es que
sucede que hoy hace uno de obispo, y mañana otro; hoy es uno diácono, y mañana
lector” (Tertuliano, Sobre la prescripción contra los herejes, 41)[14]; “la bendita promesa
acerca de que quienes lean o escuchen viene únicamente cuando la tercera opción
se completa guardando las cosas en ella escritas”. (Apocalipsis 1:3) Vemos
entonces que la persona que lea estas palabras será bienaventurada o bendita. El
lector que se menciona aquí no es el lector privado, sino el que lee
públicamente la Palabra de Dios en presencia de la congregación,
las personas que oigan estas palabras
de “profecías” serán benditas. Hemos
bien en recordar cuán gran privilegio es para nosotros como
siervos de Dios el escuchar la palabra de Dios
en nuestra propia lengua, privilegio por el que se ha pagado un alto precio que costo muchas vidas. Ha habido quienes han muerto para que pudiéramos
tenerlo; y el clero luchó mucho tiempo para reservárselo pero como sabemos
por detrás hay algo más, una lucha entre Cristo y Satanás: "Bien sabe
Satanás que todos aquellos a quienes pueda inducir a descuidar la oración y el
estudio de las Sagradas Escrituras serán vencidos por sus ataques. De aquí que
invente cuanta estratagema le es posible para tener las mentes
distraídas".[15]
"El
tiempo está cerca," escribe Juan, y al decir esto nos da otro motivo para
estudiar el Apocalipsis. Este se vuelve cada vez más importante a medida que
nos acercamos a la gran consumación de todas las cosas. Con referencia a este
punto ofrecemos los pensamientos de otro escritor: "Con el transcurso del
tiempo, aumenta la importancia que tiene el estudio del Apocalipsis. Hay allí
'cosas que deben suceder presto.'... Ya cuando Juan registró las palabras de
Dios, el testimonio de Jesucristo y todas las cosas que vio, se acercaba el
largo período durante el cual se habían de realizar estas escenas sucesivas. La
primera de toda la serie conectada estaba a punto de cumplirse. Si su
proximidad constituía entonces un motivo para prestar oído al contenido del
libro, ¡cuánto más ahora! Todo siglo que pasa, todo año que transcurre, intensifica
la urgencia con que debemos prestar atención a esta parte final de la Sagrada
Escritura. Y ¿no realza acaso aun más el carácter razonable de esta exigencia
la intensidad con que nuestros contemporáneos se dedican a las cosas
temporales? Por cierto que nunca ha habido una época en que se necesitara más
que ahora alguna fuerza poderosa para contrarrestar esta intensidad. La
Revelación de Jesucristo debidamente estudiada nos proporciona una influencia
correctora apropiada. Ojalá que todos los cristianos recibiesen en la mayor
medida la bendición destinada al “que lee y los que oyen las palabras de esta
profecía, y guardan las cosas en ella escritas: porque el tiempo está cerca.”[16] [17]
El
que guarde estas palabras será bendito. Oír la Palabra de Dios es un privilegio;
obedecerla, es un deber[18], “la bendita promesa
acerca de que quienes lean o escuchen viene solo y únicamente cuando esta
opción se completa guardando las cosas en ella escritas.” El verbo
griego tereo “se emplea constantemente por “guardar” la ley, los
Mandamientos, etc., en todo el Nuevo Testamento; pero es más común
en todos los escritos de San Juan que en ningún otro”.[19]
Esta es la primera Bienaventuranza encontrada en el
Apocalipsis; primera
de las siete bienaventuranzas (Apocalipsis 1:3; 14:13; 16:15; 19:9; 20:6; 22: 7,14).
“Tenemos
que oír la profecía”, que desde la perspectiva hebrea del Antiguo Testamento
conlleva el comprenderla[20],
solamente ahí revelará o hará una revelación como lo sugieren las últimas
palabras: “porque el tiempo está cerca”; la concepción hebrea de “oír” conlleva
la disposición a vivir a la altura de lo aprendido, en el hebreo el verbo oír
es sinónimo de guardar y obedecer como lo vemos presentado en el Shema Israel
(Deuteronomio 6:4-9); el estudio del Apocalipsis debe llevarnos hacia Dios. La
palabra “profecía” es utilizada siete veces a lo largo del Apocalipsis. (1:3
cf. 19:10; 22:7,10,18,19)
Dios
da a su vez nos da cuatro razones por las cuales podemos comprender el libro:
1. Primero, el nombre del libro indica
claramente (“la revelación”) que el significado del libro no está oculto sino
revelado.
2. Segundo, Dios pronuncia una bendición
sobre aquellos que leen, entienden y obedecen el libro. ¿Cómo podría la gente
reclamar la bendición si no comprenden el libro? La palabra ‘oír’ en caso nominativo
no significa meramente ‘oír’ sino ‘comprender lo que se oye’.
3. Tercero, En Apocalipsis 22:10 Dios le
mandó explícitamente a Juan que no sellara el libro.
4. Cuarto, Dios les mandó a las siete
iglesias que ‘oigan’ lo que el Espíritu les dice. La palabra ‘oír’ aquí
significa ‘oír con entendimiento’. ¿Cómo podrían oír lo que el Espíritu les
dice si no lo comprenden?
En el idioma griego, cuando la palabra
‘oír’ aparece en caso nominativo significa ‘entender lo que se oye’ pero cuando
se usa en caso acusativo significa ‘oír, pero sin entender’.[21]
La primera es nuestra opción.
Desde
las primeras palabras de salutación (Apocalipsis 1:4-5):
Juan, a las siete iglesias
que están en Asia: Gracia sea a vosotros, y paz del que es y que era y que ha de
venir, y de los siete Espíritus que están delante de su trono; y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de
los muertos, y príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó
de nuestros pecados con su propia sangre,
El
autor cimienta su saludo en el Dios de Israel, la frase mencionada “que es y que era y que ha de venir” nos recuerda a el
evento descripto en el Éxodo, YHWH O YHVH:
Y respondió Dios a Moisés: YO SOY El que Soy. Y
dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY (YHWH) me ha enviado a
vosotros.
Éxodo
3:14
En este pasaje se nos indica que Dios no puede
ser atrapado o captado por una definición o concepto teológico: “El es el Dios
“que es”, es decir presente, del (griego ho ōn), “el que es”, expresión que sin duda es
tomada de Éxodo 3:14 según la Septuaginta (LXX), donde se usa
para traducir el nombre divino YO SOY, la misma redacción en griego que aquí en
Apocalipsis 1:4. Por lo tanto, parece que Juan está queriendo dejar el nombre
divino intacto (tal vez para aludir a la inmutabilidad de Dios, o como un
indicador del Antiguo Testamento como la clave para desbloquear el significado
de este libro).[22] Esta
expresión implica, como en el hebreo,
existencia de Dios sin límite alguno de tiempo[23];y “era” nos recuerda que era el Dios de Abraham de Isaac y
Jacob, de los profetas y todos aquellos fieles al Señor;
Dios ha existido desde toda la eternidad:
Antes que los
montes fueran engendrados, y nacieran la tierra y el mundo, desde la eternidad y hasta la eternidad,
tú eres Dios.[24]
Salmos 90:2
La expresión “que ha de venir” nos alude a la
bendita promesa de su pronto advenimiento por su pueblo, la parusía, pero más
específicamente al establecimiento de la morada de Dios entre los hombres.[25]
El Targum
Jonathan vierte a Deuteronomio 32:39: “Cuando la Palabra del Señor se revele
para redimir a su pueblo, dirá a todas las naciones: He aquí ahora que Yo soy
el que Soy, y Era y Seré, y no hay otro Dios fuera de mí: Yo, en Mi Palabra,
mata y da vida; Heriré al pueblo de Beth Israel, y los sanaré al final de los
días; y no habrá quien pueda librarlos de mi mano, Gog y sus ejércitos a
quienes he permitido que hagan guerra contra ellos.”[26] Es interesante notar la expresión utilizada, primeramente,
se menciona la Palabra—Es decir Cristo (cf. Juan 1:1-3,14)— y luego la
expresión utilizada por el Apocalipsis: “He aquí ahora que Yo soy el que Soy, y
Era y Seré, y no hay otro Dios fuera de mí” en relación con la salvación para
el pueblo, aquí podemos hallar verdadero consuelo, pues Dios es el
Todopoderoso, el que siempre esta con nos. El nombre Divino Jehovah—YeHoVaH, en
hebreo— o YHVH, YHWH, יְהֹוָה emplea la combinación del verbo “ser”, y su
traducción podría ser “el que fue, es y será o el Eterno”[27]; aquí en nuestro pasaje es una paráfrasis del nombre Divino. Los rabinos judíos explicaban esta frase diciendo
que Dios quería decir: “Yo fui; Yo sigo
siendo, y seré en el futuro.”[28] Esta expresión hace notar la
eternidad e invariabilidad de Dios.[29] Estos versículos nos proveen una seguridad respecto a la
procedencia de la revelación:
Juan, a las siete iglesias
que están en Asia: Gracia sea a vosotros, y paz del que es y que era y que
ha de venir, y de los siete Espíritus que están delante de su trono; y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y príncipe de los
reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su
propia sangre,
Las
predicciones del apocalipsis son certeras, por que provienen del mismo trono de
Dios, del Juez Soberano y Creador; los siete espíritus que están delante del
trono de Dios Padre no es más que un símbolo de la plenitud, y Omnipresencia de
Dios el Espíritu Santo, presente en toda la iglesia y en cada uno de los
períodos proféticos de la iglesia,
cuidando
de su remanente, de que este lo represente bien, cuidando de sus hijos, de
sostenerlos en las aflicciones y tribulaciones que vivirían.[30] La explicación podría hallarse y estar relacionada con el famoso pasaje del libro del profeta Isaías 11:2 , que decía en la
Septuaginta
(LXX), la versión griega del Antiguo Testamento: «El
Espíritu del Señor reposará sobre Él, espíritu de sabiduría y de inteligencia,
espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de piedad; por este
Espíritu estará lleno del temor de Dios.»[31]
Otra referencia en la escritura está en Zacarías 4 donde el profeta vio las siete
lámparas (4:2) que debía denotar
“los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra” (4:10). Esto se
refiere a la actividad del Espíritu Santo en el mundo (Zacarias 4:6). Juan usa las imágenes de Zacarías al describir al Espíritu Santo en su séptupla plenitud.[32] Que tiene
relación con lo que se puede observar en el mismo Apocalipsis respecto a la
pluralidad del Espíritu Santo que aparece en Apocalipsis 22:6. “Los siete
espíritus que están delante de su trono” son idénticos con los “siete Espíritus
de Dios” en 3:1. En otras partes en el libro, “los siete espíritus de Dios se
describen como “las siete lámparas de fuego” que arden delante del trono (4:5)
y los “siete ojos…enviados por toda la tierra” (5:6).[33] Thompson observa:
"Esto es, del Espíritu Santo, denominado 'los siete Espíritus,' porque
siete es un número sagrado y perfecto; pues esta denominación no se le da [. .
.] para denotar pluralidad interior, sino la plenitud y perfección de sus dones
y operaciones."[34] Alberto Barnes
dice: "El número siete puede haberse dado, por lo tanto, al Espíritu Santo
con referencia a la diversidad o la plenitud de sus operaciones en las almas
humanas, y a su múltiple intervención en los asuntos del mundo, según se
desarrolla ulteriormente en este libro."[35] El Espíritu,
como comenta Beato, es uno en nombre pero séptuplo en virtudes. Si pensamos en
el séptuplo don del Espíritu no nos es difícil pensar en el Espíritu como siete
Espíritus, cada uno el dador de un gran. don a la humanidad. Así es que se ha
sugerido que la concepción de los séptuplos dones del Espíritu fue el origen de
la idea de los siete Espíritus que están delante del trono de Dios.[36] A su vez los
siete “Espíritus” pueden ser paralelos a las siete iglesias en las que actúa el
Espíritu[37], es decir la obra
del Espíritu santo a lo largo de la historia de la iglesia.
Vemos
que el libro tiene un saludo (1:4) y también una despedida (22:11) que son
habituales en las epístolas. El prologo (1:1-3) explica el tema central del
Apocalipsis “Jesús” (cf. 1:1) y su objetivo (cf. 1:2). Lo restante (1:4-22:21)
es una carta con un saludo (1:4), un cuerpo (1:5-22:21). Los distintivos
formales de este formato habitual se encuentran también en las cartas del
Apóstol Pablo. Es mas el Apocalipsis termina como empezó, con las mismas promesas,
para eso presentaremos un cuadro comparativo.
APOCALIPSIS 1: PROLOGO |
APOCALIPSIS 22: EPILOGO |
|
|
La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para mostrar a sus siervos
las cosas que deben suceder pronto; y la dio a conocer, enviándola por medio
de su ángel a su siervo Juan, (1:1) |
Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas; y el Señor, el Dios de
los espíritus de los profetas, envió a su ángel para mostrar a sus siervos
las cosas que pronto han de suceder. (22:6) |
||
Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de la profecía y
guardan las cosas que están escritas en ella, porque el tiempo está cerca.
(1:3) |
He aquí, yo vengo pronto. Bienaventurado el que guarda las palabras de la
profecía de este libro. (22:7) |
||
el cual dio testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de
Jesucristo, y de todo lo que vio. (1:2) |
Yo, Juan, soy el que oyó y vio estas cosas. Y cuando oí y vi, me postré
para adorar a los pies del ángel que me mostró estas cosas. |
||
En
los siguientes versículos (5-6), vemos menciones de atributos característicos
de Jesucristo y su obra por nosotros:
y de Jesucristo, el
testigo fiel, el primogénito de los muertos, y príncipe de los reyes de
la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su propia sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio
por los siglos de los siglos. Amén.
1.
Testigo Fiel: Jesús, como testigo
de Dios en su encarnación entre nosotros; él es
el “testigo fiel” porque es el representante perfecto del
carácter, la mente y la voluntad de Dios el Padre delante de la humanidad:
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con
Dios, y el Verbo era Dios. Y aquel Verbo fué hecho carne, y habitó entre
nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de
gracia y de verdad.
Juan 1:1,14
He aquí que yo lo di por testigo a los pueblos, por jefe y
por maestro a las naciones.
Isaías 55:4[38]
Su vida sin pecado en la tierra y su muerte como
sacrificio testifican de la santidad del Padre y de su amor (Juan 14:10; Apocalipsis 3:16)
Jesús le dijo a Nicodemo:
"De cierto, de cierto te
digo que de lo que sabemos, hablamos, y de lo que hemos visto, testificamos»
Juan
3:11
Y a Pilato:
«Para esto he venido al mundo:
para dar testimonio de la verdad»
Juan
18:37.
Un testigo es esencialmente una persona que habla de algo que
conoce de primera mano. Por eso Jesús es el testigo de Dios. [39]
Él
es el Testigo Fiel, el Omnisapiente, el Lógos, el que estuvo al lado del Padre
durante la eternidad pasada y existirá por toda la eternidad futura. Cristo,
como el Testigo Fiel, es el que conoce todos los vericuetos de nuestra alma y
de nuestra historia. Como Testigo Fiel ha preservado la verdadera historia del cristianismo
en las memorias del cielo, ya que la que tenemos hoy es limitada por la falta
de fuentes; la iglesia de Roma, se encargó de borrar aquello que la condenaba.
Y agregando, ya el A.T, hablaba del “Testigo Fiel en el Cielo”:
“En los cielos está mi testigo
y mi testimonio en las alturas”.
Job
16:19
“Una vez he jurado por mi
santidad y no mentiré a David. Su descendencia será para siempre y su trono
como el sol delante de mí. Como la luna será firme para siempre y como un
testigo fiel en el cielo.”
Salmos
89:35-37
“Inclinad vuestro oído y venid
a mí; escuchad y vivirá vuestra alma. Haré con vosotros un pacto eterno, las
misericordias firmes a David. He aquí que yo lo di por testigo a los
pueblos, por jefe y por maestro a las naciones. He aquí, llamarás a gente que
no conociste y gentes que no te conocieron correrán a ti por causa de Jehová,
tu Dios, y del Santo de Israel, que te ha honrado.”
Isaías
55:3-5
“Vosotros sois mis testigos,
dice Jehová, y mi siervo que yo escogí; para que me conozcáis y me
creáis, y entendáis que yo soy El; antes de Mí no fue formado
Dios, ni lo será después de Mí.”[40]
Isaías
43:10
El Señor Jesús es el primogénito de los muertos. Es decir, el
único que ha vuelto de la muerte, pero no de aquella que sufrimos hoy los seres
humanos, la cual es como un sueño y de la cual el Señor llamará a sus hijos e
hijas; esa muerte es un: “hasta la mañana de la resurrección”, la muerte que el
Señor Jesús sufrió fue la muerte eterna, de la cual no hay retorno. La muerte
que es la paga final del pecado. Jesucristo es el primogénito de los muertos
porque fue el primero en sufrir aquella muerte, el único en volver de la ira
venidera.[41]
La
palabra griega traducida como “testigo” más tarde llegó a significar
“mártir” algo que ya señalamos en relación con la declaración de que Juan “daba
testimonio”, de modo que nuestra palabra mártir se deriva de ella
(gen., martyros). Moffatt comenta: “Jesús (es) no meramente el testigo de
confianza de Dios, sino también el mártir leal: un aspecto de su carrera que
naturalmente adquiría prominencia en ‘los tiempos de matanza’.”[42]
2.
Primogénito de los Muertos:
La palabra original para primogénito es prótótokos, que puede
tener dos significados:
A. Puede querer decir literalmente primer nacido. Si se usa en este
sentido, se refiere a la Resurrección. Mediante Su Resurrección Jesús obtuvo
una victoria sobre la muerte de la que pueden participar todos los que creen en
Él.
B. Como el primogénito era el hijo que heredaba el honor y el poder
del padre, prótótokos viene a querer decir Uno con poder y honor, Que ocupa el
primer lugar, un príncipe entre los seres humanos. Cuando Pablo Le llama a
Jesús el Primogénito de toda la Creación (Colosenses 1:15), quiere decir que Le
corresponde a Él el primer lugar de honor y de gloria. Si tomamos la palabra en
este sentido -como probablemente debemos- quiere decir que Jesús es el Señor de
los que ya han muerto como lo es de los que todavía están vivos, también
esta expresión: "El primogénito de los muertos" es paralela a otras
declaraciones que se encuentran en las escrituras, se encuentran en 1 Corintios
15:20, 23; Hebreos 1:6; Romanos 8:29; y Colosenses 1:15, 18, y todas ellas se
aplican a Cristo: como "primicias de. los que durmieron,"
"Primogénito en la tierra," "el primogénito entre muchos
hermanos," "el primogénito de toda criatura," "el
primogénito de los muertos.". No hay parte del universo, de este mundo ni
de ningún otro, ni de la vida ni de la muerte, de la que Jesucristo no sea
Señor[43];Su muerte a su vez nos salva y su resurrección de entre los muertos;
Jesús no fue cronológicamente el primero que resucitó
de entre los muertos, pero puede considerarse como el primero en el sentido de
que todos los que resucitaron antes y después de él, fueron liberados de las
ataduras del reino
de la muerte sólo en virtud del triunfo de Cristo sobre el
sepulcro
y la muerte:
y él es la cabeza del cuerpo que es la
iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para
que en todo tenga la preeminencia;
Colosenses
1:18
Que el Cristo había de padecer, y ser el primero
de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los
gentiles.
Hechos 26:23
Su poder para
poner su vida y para volverla a tomar (Juan 10:16-18); esta
lo coloca en una posición superior a todos los otros
hombres que hayan salido alguna vez de la tumba, y lo caracteriza como el originador de toda vida (Romanos 14:9; 1 Corintios 15:12-23; Juan 1:4,7-9;). Este título, como el que sigue “soberano de los
reyes de la tierra”, refleja el pensamiento[44] del Salmos 89:27:
Yo también le pondré por primogénito,
El más excelso de los reyes
de la tierra.
Salmos 89:27
3.
Soberano de los Reyes: Este mundo pertenece legítimamente a Cristo. Jesús triunfó sobre el pecado y la muerte así recobró la heredad que perdió nuestro primer padre Adán, y ahora es el gobernante legítimo de la humanidad (Colosenses 2:15;1:20; Apocalipsis 11:15). En el fin del siglo todos los seres humanos lo reconocerán como tal (Apocalipsis 5:13)[45]; a su vez Su Realeza que nos
garantiza nuestra Ciudadanía en su Reino.
Estas palabras caracterizan e identifican las funciones más importantes del Mesías o del Cristo descriptas
en el Antiguo Testamento; que se cumplieron perfectamente en Cristo Jesús. Durante su vida y ministerio en la tierra, Jesús fue el profeta por excelencia
como fiel testigo de la Palabra de Dios. Su sacrificio redentor se completó
cuando resucitó de
entre los muertos. Al final del siglo, El vendrá otra vez para gobernar sobre los reyes de la tierra.[46]
Estas características tienen atributos relacionados con la obra y
ministerio de Jesús:
1.
“Al que nos Amó”
La evidencia textual establece en el texto “que nos ama” (BJ, BA, BC). El amor de Dios, revelado en Jesucristo, es
ahora un hecho histórico; pero él “nos ama” ahora tanto como cuando entregó la
dádiva suprema de su Hijo.[47]
El
nos ama y nos hace libres de nuestros pecados al precio de Su propia sangre:
18 sabiendo que fuisteis
rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros
padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa
de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
1 Pedro 1:18-19
Lo que
Jesús hizo por cada uno de nosotros, según lo veía y describe el apóstol Juan,
es que nos libertó o libero de nuestros pecados al precio de Su propia sangre
en la cruz. Esto es exactamente lo que dice más adelante cuando se habla de los
que fueron redimidos por Dios por la sangre del Cordero Apocalipsis 5:9:
Y cantaban un cántico nuevo, diciendo:
Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú
fuiste inmolado, y con tu sangre compraste para Dios a gente de
toda tribu, lengua, pueblo y nación.
Jesús como nuestro salvador y sumo
sacerdote divino e intercesor ante el Padre, ama a la humanidad y manifiesta ese amor en su obra
completa de redención a favor de los que creen en el por Fe (Gálatas 3:13; 4:5; Efesios 1:7; 4:30).[48]
2.
Nos lavó de nuestros
Pecados.
La evidencia textual favorece la variante “soltó”; “libertó”.[49]Esta diferencia sin duda surgió por la similitud
entre las palabras griegas lóuō, “lavar”, y lúō, “soltar”. Ser “soltado”[50] de los pecados es ser libertado del castigo y del
poder del pecado [51]. (Romanos 6:16-18,21-22); Las palabras para lavar y
libertar son muy semejantes en griego. Lavar es lúein, y libertar es lyein;
pero no cabe duda de que los manuscritos griegos más antiguos y mejores ponen
lyein.[52]
El nos ama con tan gran amor y a su vez nos hace libres de
nuestros pecados al precio de “Su propia sangre”. A los que éramos atacados por
la lepra del pecado, nos ha limpiado; a los que éramos sus enemigos nos ha
hecho no sólo amigos, sino que nos ha elevado a puestos de honor y dignidad.
¡Qué amor incomparable! ¡Qué provisión sin par ha hecho Dios para que
pudiésemos ser purificados del pecado! Consideremos por un momento el servicio
del santuario y su hermoso significado. Cuando un pecador confiesa sus pecados
y recibe el perdón, los traspasa a Cristo, el Cordero de Dios que quita el
pecado del mundo. En los libros del cielo donde estaban registrados, los cubre
la sangre de Cristo, y si el que se ha convertido a Dios se mantiene fiel a su
profesión de fe, estos pecados no serán nunca revelados, sino que quedarán destruidos
por el fuego que purificará la tierra cuando sean consumidos el pecado y los
pecadores. Dice el profeta Isaías: "Echaste tras tus espaldas todos mis
pecados." (Isaías 38:17.) Entonces se aplicará la declaración que hizo el
Señor por Jeremías: "No me acordaré más de su pecado." (Jeremías
31:34.)[53]
3.
Nos hizo Reyes y
Sacerdotes.
Jesús nos ha constituido en un reino y nos ha hecho
sacerdotes de Dios. Esta es una alusión sin lugar a duda de Éxodo 19:6:
Y vosotros
seréis mi reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás
á los hijos de Israel.
Éxodo
19:6
Por medio de Jesús somos conferidos a la realeza. Por medio de su
sacrificio llegamos a ser verdaderos hijos de Dios; y si somos hijos del Rey de
los reyes y Señor de Señores, pertenecemos a un linaje de realeza sin igual;
¡todo loor sea a Dios!
Mas vosotros
sois linaje escogido, real sacerdocio, gente santa, pueblo adquirido, para que
anunciéis las virtudes de aquel que os ha llamado de las tinieblas á su luz
admirable.
1
Pedro 2:9
Cumpliendo
así las profecías descritas de si:
Y vosotros seréis
llamados sacerdotes de Jehová, ministros del Dios nuestro seréis dichos:
comeréis las riquezas de las gentes, y con su gloria seréis sublimes.
Isaías 61:6
Después de
terminar el saludo en el versículo 6 de Apocalipsis 1, ahora Juan anuncia el tema
central del Apocalipsis:
“la segunda venida de Cristo en poder y gloria”. Esta es la meta hacia la
cual se mueve todo lo demás descripto.[54]
Es significativo
que Juan use el tiempo presente, “que viene”, con lo cual destaca la certeza e inmutabilidad del acontecimiento, quizá
también su inminencia:
He aquí que
viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron, y todos los
linajes de la tierra harán lamentación a causa de Él. Así sea. Amén.
Apocalipsis 1:7
La
frase “él viene” o “él está viniendo” se refiere al evento futuro como una
realidad presente. En otras partes del libro del Apocalipsis, la Segunda Venida
se menciona en tiempo presente “vengo” (Ver Apocalipsis 2:16; 3:11; 22:7, 12,
20).
Esto
denota tanto la certeza de la Segunda Venida como su inminencia.[55]
La expresión en “las nubes “halla su eco de la experiencia
vivida por los apóstoles en relación con la ascensión y entronización de Cristo
al Cielo:
Y habiendo dicho estas
cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó
de sus ojos. 10 Y estando ellos con los ojos puestos en
el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos
varones con vestiduras blancas,11 los cuales también les
dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo
Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto
ir al cielo.
Hechos 1:9-11
En esta
experiencia vemos que los varones vestidos de blanco le declaran: “Este mismo Jesús, que ha
sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”.
Como lo declara nuestro pasaje de Apocalipsis.
Pero halla mejores
respuestas en las palabras mismas de Jesús registradas en los evangelios sinópticos
en relación con su Segunda venida:
Porque como el relámpago que sale del oriente y
se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces
lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo
sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y
enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de
los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.
Mateo 24:27,30-31
Entonces verán AL
HIJO DEL HOMBRE QUE VIENE EN LAS NUBES con gran poder y gloria. Y
entonces enviará a los ángeles, y reunirá a sus escogidos de los cuatro
vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
Marcos
13:26-27
Y entonces verán AL HIJO DEL HOMBRE QUE VIENE
EN UNA NUBE con poder y gran gloria.
Lucas 21:27
Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de
su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus
obras.
Mateo 16:27
Todos los pasajes aquí presentados tienen algo en
común “que viene en las nubes”, Jesús aquí se refiere a su segunda venida,
prácticamente es el mismo termino empleado por Apocalipsis 1:7; al expresar Juan “todo ojo lo vera” deja
al descubierto al lector que “la segunda venida de Cristo es literal y física”.
La descripción también utiliza expresiones
tomadas de Daniel 7.13 y Zacarias 12.10. Juan 19.34-37; también 1 Tesalonicenses
4.17.
Daniel 7:13:
Miraba yo en
la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo
de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse
delante de él.
Nuestro pasaje de
apocalipsis se hace eco al exprese “harán lamentación” en relación en hora de
la segunda venida de una profecía registrada en el libro de Zacarias:
Y derramaré
sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia
y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se
llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el
primogénito.
Zacarias 12:10
Y cuando habla “los que
les traspasaron” nos lleva a una escena descripta en momento de la muerte de
Cristo en la cruz y el cumplimiento de profecías de Zacarias 12:10:
Pero uno de los soldados le abrió el
costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua. Y
el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice
verdad, para que vosotros también creáis. Porque estas cosas sucedieron para
que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo. Y
también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron. (Zacarias
12:10)
Juan 19:34-37
Vemos entonces que momento de la segunda venida
de Cristo “los linajes de la tierra harán lamentación como también los que los
traspasaron”: “Qué día será ese cuando los que rechazaron a Cristo vean a
Aquel a quien traspasaron sus pecados”.[56]
“En ocasión
de su segunda venida, la convicción se apoderará de todo corazón. Los que se
apartaron de él para inclinarse hacia las cosas triviales de esta Tierra, en
procura de intereses egoístas y honor mundano, reconocerán su error en el día
de su segunda venida. Estos son los mencionados por el Revelador como “todos
los linajes de la tierra”, “harán lamentación por él”. Apocalipsis 1:7... Estas
palabras se aplican no solamente a los hombres que lo traspasaron cuando pendía
de la cruz del Calvario, sino a todos los que hoy lo están traspasando con su
lenguaje pecaminoso y su mal proceder”.[57]
Esta es la primera de más de 400 alusiones al Antiguo Testamento en el libro del
Apocalipsis. Aquí Juan se refiere a la segunda venida de Cristo.[58]
En los Versículos
6-7 podemos observar dos bandos en los días de la Segunda venida de Cristo
Jesús:
1.
Por un lado, tenemos a los que fueron amados y lavados
por la sangre de Jesús, los cuales según la misericordia de Dios fueron
constituidos “Reyes y Sacerdotes para Dios”.
2.
Por otro lado, vemos que Juan hace una distinción:
“Los Linajes de la tierra” o “las tribus de la tierra”,” raza”[59]; “los que los
traspasaron”; estos a su vez se lamentan por el [Jesús]. Como vimos
anteriormente la escritura compara ese momento de profunda emoción como cuando
muere un ser querido.
Cristo fue claro con lo relacionado con su
segunda venida al declarar que “nadie sabe el día ni la hora si no solamente el
Padre”. La literatura apocalíptica pensaba poder determinar el tiempo del
Mesías—es decir cuándo vendría el Mesías— a través de complicados cálculos de
años y semanas de años—y esto es una realidad actualmente; muchos movimientos
espurios han nacido que van y vienen con esta mentalidad, pero nosotros “No
pertenecemos a ese grupo que define el tiempo exacto que transcurrirá antes de
la segunda venida de Jesús con poder y gran gloria”[60]—; tales elucubraciones, sin embargo, llegaron a ser
prohibidas como impías.
Dijo
R.Samuel bar Nahman que dijo R.Jonatán: que se les sequen los huesos a los que
calculan los tiempos pues dirán que como ya no vino ( el Mesías) al cumplirse
el tiempo , ya no vendrá nunca más. (TB Sanhedrin 97b)
La tendencia antiapocalíptica de los rabinos
estaba favorecida por la amarga experiencia de los falsos mesías que provocaron
la destrucción de Israel: "Es este un eco —escribe Mowinckel— de la amarga
experiencia dejada por las numerosas rebeliones mesiánicas abortadas.[61] Tal amargo eco se percibe con claridad en la sentencia que
recoge la misma página arriba citada del Talmud:
Todas las
fechas previstas han pasado, y la cuestión (la venida del Mesías) depende ya
solamente del arrepentimiento y de las buenas acciones! (TB Sanhedrin 97b)
En definitiva, en la teología rabínica, el tiempo
de la venida del Mesías queda en los arcanos del secreto de Dios:
He aquí que
ya está juera del alcance de los hijos del hombre conocer lo que sucedió desde
el día del mundo, el día de la muerte y el día en que vendrá el Mesías. ¿Quién
lo podrá alcanzar con su sabiduría? Yo tomé a meditar en mi corazón para
intentar conocer investigando e inquiriendo la sabiduría y el cálculo del
premio de las obras de los justos, y para conocer el castigo del pecado de los
malos ...
Tg Qoh[62] 7 ,24-25
Nuestros
maestros enseñan: Hay siete cosas que se le ocultan al hombre: el día de su
muerte, el día de la consolación, el resultado del juicio, lo que hay en el
corazón de su prójimo, para qué sirve él mismo, cuándo vendrá el Reino de David
y cuando caerá el Reino impío
TB Pesahim 54b
Ahora
el versículo final del prólogo es una reafirmación del Dios eternamente
existente y Todopoderoso, YHWH o YHVH, Jehová, El Elyon, El Shaddai:
Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin[63], dice el Señor[64], el que es y que era y que ha de venir, el
Todopoderoso.
Apocalipsis 1:8
“Dios
es el Alfa y la omega”; estas son la primera y última letras del alfabeto griego. La
versión Hebrea del Apocalipsis como la Peshitta lo vierte como: “Yo soy la álef
y la tav, principio y fin”, estas—Alef y la Tav, son parte del alfabeto hebreo—y
el mismo el alfabeto hebreo empieza por la letra, Alef, y termina con la letra,
Tav—cabe añadir que la letra “tav” tiene como una forma de Cruz en el paleo
hebreo—. Su primera aparición—del Alef y Tav— es en Genesis 1:1 donde está
escrito:
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra.”
Si examina este versículo en el idioma original —hebreo—,
vemos que la cuarta palabra hebrea es, “Alef, Tav.” Por lo tanto, en hebreo,
Génesis 1:1 dice, “En el principio (Be-reshit), Dios (Elohim) creó (bará), (Alef,
Tav)…” De aquí podemos comprender que Jesús es ciertamente el Alef y el Tav, el
principio y el fin. A lo largo de Genesis 1-2 nos encontraremos con esta
expresión “Alef, Tav”, por ejemplo, la Biblia Textual 4 lo vierte de una manera
mas certera a lo que el Hebreo original dice:
“En principio Elohim Alef-Tav creó
los Cielos y la Tierra. Y Elohim Alef-Tav creó al hombre a su imagen: A
imagen de Elohim lo creó, macho y hembra los creó." (Genesis 1:1,27)
En cada versículo del Salmo 119— que habla de las
excelencias de la Torah “Ley” de Dios y de su Logos, “su palabra”—, David alaba
a Dios por su palabra, por su Ley y sus mandamientos. Como Jesús (Yeshua o
Yehoshua) es el Alef y Tav, el principio y el fin, entonces todo el Salmo 119
está escrito acerca de Jesús el Verbo hecho carne. De esto podemos comprender
que Jesús es la Palabra Viva, el Verbo que hizo Tabernáculo con nosotros. (Juan
1:14, BTX 4)
Entonces como vemos, Dios en Cristo Jesús comprende todo
lo que va en medio, así como también el principio y fin. Dios mismo
pronuncia la última palabra de la introducción. Así como el alfa y la omega se
hallan respectivamente al principio y al fin del alfabeto griego, así Dios, que
no está limitado en unidad del pasado, el presente y el futuro, por su
atributo: “es ETERNO”, se halla al principio de todo lo que existe como el Creador,
en la historia de la humanidad como el Salvador y el Juez, y al final de la
historia universal como el consumador; en una palabra: él es el “todopoderoso.[65] La frase indica integridad, plenitud, y tiene el
mismo significado que “el principio y el fin, el primero y el último” (Apocalipsis 22:13). En
este caso el que habla es “el Señor, el que es y que era y que ha de venir”,
identificado como Dios el Padre (Apocalipsis 1:4); sin embargo, en los versículos 1:11-18 la expresión “el Alfa y la Omega” se identifica claramente con
Cristo
Jesús, quien también declara que es “el primero
y el último”. En Apocalipsis 22:13 la frase
“el Alfa y la Omega” se refiere a Jesús, lo que es evidente por el Apocalipsis 1:16. El Padre y el Hijo
comparten estos atributos eternos[66], pues son Dios.
El profeta Isaías señala la existencia eterna de
Dios: “Yo mismo soy; antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de
mí” (Isa. 43:10b; comparar Isa. 41:4; 44:6; 48:12). La frase “el Alfa y la
Omega” se ven como expresando “no solo eternidad, sino infinitud, la vida sin
límites que abarca todo, aunque lo trasciende todo”.[67]
El título “TODOPODEROSO” se repite reiterada veces en el Apocalipsis (4:8; 11:17; 15:3; 16:7, 16:14;
19:6, 19:15; 21:22). En Oseas 12:5 la Septuaginta
(LXX) utiliza pantokrátōr para traducir la palabra hebrea tseba’oth, “ejércitos”,
comúnmente usada con Señor o Jehovah como un apelativo de Dios. Este título recalca la omnipotencia de Dios[68]. (1 Samuel 1:11; Isaías 1:9; Jeremías 2:19; Amos 9:5). Nueve veces es
utilizada en el libro del Apocalipsis (1:8; 4:8; 11:17; 15:3; 16:7, 14; 19:6,
15; 21:22) para referirse a la supremacía de Dios; En Apocalipsis 1:8 el título “Dios”
debe ser añadido a la palabra “Señor,” de acuerdo con la evidencia textual.[69]
Está
claro que el número siete es un número crucial a lo largo de todo este libro, y
constituye la base numérica de la estructura de la composición del libro. La
palabra “Mesías” (el Ungido) o “Cristo” se emplea siete veces (1.1, 1.2, 1.5,
11.15, 12.10, 20.4, 20.6)[70]. Juan anuncia su venida siete veces (2:5,
2:16, 3:21, 16:15, 22:6, 22:12, 22:20), siete veces para la frase “Señor Dios
Todopoderoso/ Señor de los ejércitos”, está en (1:8, 4:8, 11:17, 15:3, 16:7,
19:6, 21:22). Por otra parte, hay siete “Amén” en el libro (1:6, 1:7, 3:14,
5:14, 7:12, 19:4, 22:20), la palabra “profetas” está referida en siete
ocasiones (10:7, 11:18, 16:6, 18:20, 18:24, 22:6, 22:9) igualmente que la frase
“el que está sentado en el Trono”, se emplea siete veces (4:9, 5:1, 5:7, 5:13,
6:16, 7:15, 21:5).[71]
Es
obvio para cualquier lector deducir que Juan es muy aficionado por el número
siete, el doce y los utiliza reiteradamente. Hay otras formas en la que el
número siete es utilizado, usualmente en multiplicación el nombre de Jesús es
empleado aproximadamente “catorce veces”[72]; y la palabra “Cordero” es mencionada 12 veces,
pero en contexto de repetición en los capítulos del Apocalipsis.[73] (Apocalipsis 5:6,8,12-13; 6:1,16; 7:9-10;
7:14,17; 12:11; 13:8,11; 14:1,4,10; 15:3; 17:14; 19:7,9; 21:9,14,22-23,27; 22:1,3)
Siguiendo
con nuestro estudio ahora nos encontramos en el versículo nueve donde Juan
declara “Yo Juan, que también soy vuestro hermano y compañero en la tribulación” y que sin duda Juan no era el único que sufría persecución en ese tiempo[74]; y
en el reino y en la paciencia de Jesucristo” es decir en el Reino de Dios como declara la escritura:
“es necesario que por muchas tribulaciones
entremos en el Reino de Dios”.
Hechos 14:22
Aquí
Juan se presenta, no con títulos oficiales o realeza sino como "vuestro
hermano y camarada o hermano en la tribulación". Basaba su derecho a
hablar en el hecho de haber pasado por todo lo que estaban pasando los
destinatarios de su mensaje. Ezequiel escribe en su libro:
"Y
vine a los cautivos en Tel-Aviv, que moraban junto al río Quebar, y me senté
allí atónito junto a ellos»
Ezequiel 3:15.
Nadie escuchará a uno que
predique resistencia o perseverancia, desde un cómodo sillón, o paciencia desde
una prudente seguridad. Sólo aquel que están pasando pruebas o tribulación en su
propia persona puede ayudar a los que están pasando por su misma situación
porque él las está viviendo. Tanto el apóstol Juan como el profeta Ezequiel
podían hablar, porque se habían estado en los lugares de sus hermanos.[75]
Juan agrupa tres palabras: tribulación, reino y
perseverancia o paciencia.
La palabra Tribulación en griego es thlípsis que originalmente
quiere decir sencillamente “presión”, y podría describir, por ejemplo, el peso
de una losa sobre el cuerpo de una persona. En un principio se usaba
literalmente, pero en el Nuevo Testamento llegó a significar la presión de
acontecimientos tales como la persecución.
La perseverancia o paciencia es
hypomoné, que no se refiere a la paciencia que se somete pasivamente a la marea
de los acontecimientos, sino que describe el espíritu de coraje y conquista que
impulsa a la caballerosidad y que transforma aun el sufrimiento en gloria. La
situación de los cristianos era tal que estaban en thlípsis y, según lo veía
Juan, en medio de los acontecimientos que precedían al fin del mundo. Estaban
esperando ilusionadamente el Reino, basileía, en el que deseaban entrar y en el
que habían puesto el corazón. No había más que un camino de thlípsis a
basileía, de la aflicción a la gloria, y era hypomoné, la resistencia
conquistadora. Jesús había dicho: “El que persevera hasta el fin ese será
salvo” (Mateo 24:13). El Apóstol Pablo declara en la epístola a Timoteo: "Si
resistimos, reinaremos con Él” (2 Timoteo 2:12).
El camino al Reino es el camino de
la resistencia, “la perseverancia o paciencia”. Pero antes de dar por terminado
este análisis de este pasaje debemos notar una cosa. Esa resistencia no se debe
a nuestra capacidad, se encuentra en solamente en Cristo Jesús. Él es el mayor
ejemplo de perseveración y resistencia; resistió hasta el fin “hasta la muerte
en la cruz”, y por tanto puede capacitar a los suyos, los que caminan con Él a
alcanzar esa misma resistencia y perseveración como la misma meta que Él. [76]
Juan nos declara que
cuando tuvo las visiones del Apocalipsis estaba en la isla de Patmos: “estaba en la isla que es llamada
Patmos, por la palabra de Dios y por el testimonio de Jesucristo”
Apocalipsis 1:9.
La Iglesia Primitiva declara
que Juan había sido desterrado a Patmos en el reinado de Domiciano. Jerónimo
dice que Juan fue desterrado en el año decimocuarto después de Nerón, y
liberado a la muerte de Domiciano (Sobre los hombres ilustres, 9). Esto querría
decir que fue desterrado a Patmos el año 94 y liberado hacia el 96.[77]
Clemente de Alejandría
agregó el que emperador romano Nerva más tarde libró a Juan y le permitió
regresar a Éfeso donde sirvió como obispo. [78]
Como podemos
observar y que se mencionó anteriormente en la introducción a este estudio el
testimonio de los primeros escritores cristianos es casi unánime en el sentido
de que el libro de Apocalipsis fue escrito durante el reinado de Domiciano.
Ireneo, que afirma que tuvo relación personal con Juan por medio de Policarpo,
declara del Apocalipsis: "Porque eso no fue visto hace mucho tiempo,
sino casi en nuestros días, hacia fines del reinado de Domiciano"
(Contra herejías versículo 30)[79]. Victorino (303
DC) dice: "Cuando Juan dijo estas cosas estaba en la isla de Patmos,
condenado a trabajar en las minas por el césar Domiciano. Por lo tanto, allí
vio el Apocalipsis" (Comentario sobre el Apocalipsis, capítulo 10:11);
Eusebio de
cesarea registra en su obra Historia eclesiástica III o (111): que Juan fue
enviado a Patmos por Domiciano, y que cuando los que habían sido desterrados
injustamente por Domiciano fueron liberados por Nerva, su sucesor (96-98 DC),
el apóstol volvió a Éfeso[80]; debido pues a las
evidencias mostradas coincidentes con otros comentaristas que comparten este
punto, se considera que el Apocalipsis se escribió, en el siglo primero al
final del reinado de Domiciano.[81]
Y como lo declara
Elena White: “Juan se defendió de una manera clara y convincente, y con tal
sencillez y candor que sus palabras tuvieron un efecto poderoso. Sus oyentes
quedaron atónitos ante su sabiduría y elocuencia. Pero cuanto más convincente
era su testimonio, tanto mayor era el odio de sus opositores. El emperador
Domiciano estaba lleno de ira. No podía refutar los razonamientos del fiel
abogado de Cristo, ni competir con el poder que acompañaba su exposición de la
verdad; pero se propuso hacer callar su voz”.[82]
La
mano de la persecución cayó pesadamente sobre el apóstol. Por decreto del
emperador, fué desterrado a la isla de Patmos, condenado “por la palabra de
Dios y el testimonio de Jesucristo.” Apocalipsis 1:9. Sus enemigos pensaron
que allí no se haría sentir más su influencia, y que finalmente moriría de
penurias y angustia.[83]
Entre
los riscos y rocas de Patmos, Juan mantuvo comunión con su Hacedor. Repasó su
vida pasada, y, al pensar en las bendiciones que había recibido, la paz llenó
su corazón. Había vivido la vida de un cristiano, y podía decir con fe: “Nosotros
sabemos que hemos pasado de muerte a vida.” 1 Juan 3:14. No así el
emperador que le había desterrado. Este podía mirar hacia atrás y ver
únicamente campos de batalla y matanza, hogares desolados, viudas y huérfanos
llorando: el fruto de su ambicioso deseo de preeminencia.[84]
Patmos,
una isla árida y rocosa del mar Egeo, había sido escogida por las autoridades
romanas para desterrar allí a los criminales; pero para el siervo de Dios esa
lóbrega residencia llegó a ser la puerta del cielo. Allí, alejado de las
bulliciosas actividades de la vida, y de sus intensas labores de años
anteriores, disfrutó de la compañía de Dios, de Cristo y de los ángeles del
cielo, y de ellos recibió instrucciones para guiar a la iglesia de todo tiempo
futuro. Le fueron bosquejados los acontecimientos que se verificarían en las
últimas escenas de la historia del mundo; y allí escribió las visiones que
recibió de Dios. Cuando su voz no pudiera testificar más de Aquel a quien amó y
sirvió, los mensajes que se le dieron en aquella costa estéril iban a alumbrar
como una lámpara encendida, anunciando el seguro propósito del Señor acerca de
cada nación de la tierra.
Patmos, es una isla
rocosa y desértica que forma parte del archipiélago de las Espóradas,
tiene 15 kilómetros aproximadamente de largo por 8 de ancho, y una forma de
medialuna con los cuernos hacia el Este. Su forma la hace un buen puerto
natural. Se encuentra a cuarenta millas de la costa de Asia Menor, y era
importante porque era el último puerto de la travesía de Roma a Éfeso y el
primero en sentido contrario.
Patmos es rocosa y
árida; su costa, sumamente irregular, forma muchas ensenadas. Plinio
escribió en el año 77 d. C., que la isla se usaba como una colonia penal
(Historia natural iv. 12. 23).
Victorino de
Petavio (m. c. 303 d. C.) declaró unos dos siglos más tarde acerca del
Apocalipsis: “Cuando Juan dijo estas cosas estaba en la isla de Patmos,
condenado a trabajar en las minas [en latín metallum] por el césar Domiciano.” [85] El escritor Justino
mártir, muerto aproximadamente en el año 153 d.C., en su obra "Diálogo con
Trifón", cap. 81, párrafo 4, pág. 669, dice al respecto: "Además hubo
entre nosotros un varón, de nombre Juan, uno de los apóstoles de Cristo, el
cual profetizó en la Revelación (Apocalipsis) que le fue hecha" Policarpo,
obispo de Esmirna, muerto hacia el año 155 D.C. fue un discípulo inmediato del
apóstol Juan, y en su epístola a los Filipenses, cap. 6:8, considera al
Apocalipsis como divinamente inspirado.[86]
El destierro a una isla
remota era una condena corriente en los tiempos del Antiguo Imperio Romano. Se
les imponía a los presos políticos en lugar de castigos peores. Tales
destierros conllevaban la pérdida de los derechos civiles y/o de las
propiedades a excepción de las necesarias para la mera existencia. Los así
desterrados no sufrían malos tratos ni estaban metidos en la cárcel en la isla
que les correspondiera, y tenían libertad de movimiento dentro de ciertos
límites. Tal habría sido el destierro de los presos políticos; pero sería muy
otra cosa para el Apóstol Juan: él era un dirigente de los cristianos, y los
cristianos eran delincuentes comunes para ese entonces.
Patmos dejó marcas en la
escritura de Juan. Hasta este día se enseña a los visitantes una cueva en el
acantilado que da al mar en la que se dice que Juan escribió Apocalipsis. Hay
una vista magnífica del mar desde Patmos y, como dice Strahan, Apocalipsis está
lleno "las perspectivas y los sonidos del mar infinito." La palabra
thálassa, “mar”, aparece en Apocalipsis no menos de veinticinco veces.
Strahan escribe: “En
ningún sitio es el sonido de las muchas aguas más musical que en Patmos; en
ningún lugar forma el sol naciente y poniente un espejo más espléndido de
"mar de vidrio mezclado con fuego;" pero tampoco hay en ningún otro
sitio un anhelo natural semejante de que el mar separador deje de ser.”
Fue a todas las
angustias y al dolor y al agotamiento del destierro y a los trabajos forzados
de Patmos adonde fue desterrado Juan por causa de la Palabra que Dios nos dio.[87]
El anciano representante de
Cristo fue desterrado para que su testimonio no fuera escuchado más, pues era
un poder viviente de parte de la justicia; pero, aunque estaba separado de sus
hermanos, fue visitado por Cristo, a quien no había visto desde la ascensión.[88]
Ahora en el versículo 10 escribe:
"Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor".
Apocalipsis 1:10
Aquí Juan está en el espíritu; esta es una
de las cuatro menciones en el Apocalipsis (1:10; 4:2; 17:3; 21:10); ahora, dice
que estaba en el espíritu en el “Dia del Señor”, la mayoría de los lectores
cristianos piensa inmediatamente en el domingo, pero se olvida que el escritor
es HEBREO, nutrido por en las escrituras hebreas[89] y no en la tradición humana; si bien es cierto que luego
la cristiandad asocio el “día del señor” con el “domingo”, la historia no
comienza a referirse al domingo como el día del Señor hasta el Siglo 2 D.C[90] ; pero en la palabra de Dios el día del Señor es el
Séptimo día de la semana, “el Shabat, el sábado, el día de reposo, el santo
día”. (Éxodo 20:8-11; Deuteronomio 5:14-15; Isaías 58:13-14; Marcos 2:27-28;
Mateo 12:8)
CITAS HISTORICAS:
A continuación le presentaremos
diversas citas históricas:
"El séptimo día el Sábado
fue... celebrado solemnemente por Cristo, los apóstoles, y los cristianos
primitivos hasta el concilio de Laodicea, que en un sentido abolió la
observancia del mismo."[91]
“Hasta el segundo siglo no hay
evidencia concreta de una celebración cristiana semanal del domingo, en ninguna
parte. Las Primeras referencias específicas durante ese siglo, vienen de zonas
de Alejandría y Roma que ya habían rechazado la observancia del séptimo día
sábado desde muy temprano.” (The Sabbath in Scriptures and
History, pág. 330, Review and Herald Publishing Association, 1982)
Los Cristianos del Segundo Siglo.
Los gentiles cristianos también observaban el sábado. (Giesele’s Church
History, Vol. 1. pág. 93)
“El sábado constituía un fuerte
vínculo que los unía con la vida de todo el pueblo, y al mantener al sábado
santo ellos seguían no solamente el ejemplo, sino también el mandamiento de
Jesús.” (Geschichte des sonntag, págs. 13, 14.)
Los cristianos primitivos
guardaban el sábado de los judíos; por lo tanto todos los cristianos se unían
para guardar el Sábado, en el cual se leían algunas porciones de la TORAH: y
esto continuó hasta el tiempo del concilio de Laodicea."(The Whole
Works, J. Taylor, Vol. IX, pág. 416, Heber, Vol. pág. 416)
"Los cristianos primitivos
tenían una gran veneración por el Sabado, y solian pasar el día en devoción y
sermones. Y no dudamos que esta práctica derivó de los mismos apóstoles, como
aparece en varios pasajes aplicados a este propósito." (Dialogues on
the Lord's Day, pág. 189. Londres, 1701. Dr. T.H. Morer)[92]
Volviendo a nuestro estudio, así
mismo Juan podría referirse al Día del Señor como “el día de ira y de
juicio" de los que hablaron los profetas (Ver Isaías 13:9-13; Ezequiel
30:1-5; Joel 2:1-3; Amos 5:18-20; Sofonías 1:14-18; Malaquías 4: 5; Hechos 2:20)
en que esta era presente —con todos sus males— terminará, definitivamente para
dejar paso a la era por venir. Algunos creen que Juan está diciendo que se
sintió transportado en una visión al Día del Señor— en el Sábado—, y que vio anticipadamente
todas las cosas maravillosas que sucederán entonces, es muy probable que el
profeta este haciendo alusión a este Dia, es decir el día del
"Juicio" o mejor dicho el Dia del Señor, Jehovah como bien lo
describen las escrituras, es decir la segunda venida de Jesús; cabe señalar que
no es inusual que se haya referido en visión el Sábado a este día; el Shabat o
el sábado siempre ha tenido un trasfondo en lo respecto a los últimos tiempos y
a la tierra nueva. (Isaías 66.23; 58:14; 61:1-3)
Juan estaba en el
Espíritu. Esta frase quiere decir que estaba en un éxtasis, “una visión” en el
que se sintió elevado de las cosas del espacio y el tiempo al mundo de la
eternidad. "El Espíritu me elevó -dijo Ezequiel (3:12)-, y oí
detrás de mí el ruido de un gran terremoto." Ahora para Juan era como el
toque de una trompeta. El toque de trompeta está entrelazado en el lenguaje del
Nuevo Testamento con la segunda venida de Cristo (Mateo 24:31; 1Corintios
15:52; 1Tesalonicenses 4:16). Sin lugar a duda Juan tenía aquí en nuestro
pasaje en mente otra figura del Antiguo Testamento. En el relato de la
promulgación de la Ley de Dios se dice: " Hubo truenos y relámpagos,
una espesa nube cubrió el monte y se oyó un sonido como un toque de trompeta
muy fuerte” (Éxodo 19:16). La voz de Dios sonaba con la claridad
inconfundible e impelente de un toque de trompeta. "Si el toque de
trompeta no fuera claro, ¿Quién se prepararía para la batalla?" (1 Corintios
14:8).[93]
Según y al parecer el
Apocalipsis comienza el ciclo de sus visiones con una alusión a las Fiestas de
Levítico 23 con la que comienza con el Shabat o el sábado. (Levítico 23:3)
Según el relato del
Genesis la primera fiesta observada por nuestros primeros padres fue el Sábado.
(Genesis 2:1-3; Compara Éxodo 20:8-11)
La persecución sufrida por Juan
se convirtió en un medio de gracia. Patmos resplandeció con la gloria del
Salvador resucitado. Juan había visto a Cristo en forma humana, con las señales
de los clavos que siempre serán su gloria, en las manos y en los pies. Ahora se
le permitía contemplar de nuevo a su Señor resucitado, revestido con toda la
gloria que un ser humano pudiese contemplar sin perder la vida. ¡Qué sábado fue
aquel para el solitario desterrado, siempre precioso a la vista de Cristo, pero
ahora honrado más que nunca! Nunca había aprendido tanto de Jesús, nunca había
oído verdades tan sublimes.[94]
Juan fue lleno de gozo inexpresable porque
el cielo pareció estar abierto delante de él. Una voz le habló con tonos claros
y distintos, y le dijo: "Yo soy el Alfa y la Omega, principio y
fin". Apocalipsis 1:11
Dio media vuelta y contempló a su Maestro,
con quien había caminado y conversado en Judea y sobre cuyo pecho se había
recostado.
Pero, ¡oh, cómo había
cambiado la apariencia del Señor! Juan lo había visto vestido con un viejo
manto de púrpura y coronado de espinas. Ahora estaba vestido con un ropaje de
brillo celestial y ceñido con un cinto de oro. Juan dice al escribir de su
apariencia: "Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana,
como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce
bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas"...
A Juan le fue revelado
el plan de Dios para siglos futuros. Las glorias del cielo se abrieron ante su
visión embelesada. Vio el trono de Dios y oyó las antífonas de gozo que
resonaban por todos los atrios celestiales. Cuando leemos su descripción de lo
que vio en su visión, anhelamos estar con los redimidos en la presencia de
Dios.
Había pasado medio siglo
desde que Jesús ascendió para presentar a su iglesia delante de Dios y para
preparar mansiones para sus fieles. Todavía amaba a su pueblo, pues vino a su
anciano siervo para revelar los planes de Dios para el futuro.
Juan fue dejado a solas
con Dios y su fe en la escabrosa y desolada isla. Aquí, entre las rocas y los
acantilados, estuvo en comunión con su Hacedor. Repasó su vida pasada, y ante
el pensamiento de las bendiciones que había recibido de manos de Dios, la paz
llenó su corazón. Había vivido la vida de un cristiano, y podía decir con fe:
"Mi alma está
bien". No así el emperador que lo había desterrado, pues al mirar atrás
sólo podía ver campos de batallas y carnicerías, hogares desolados, viudas
sollozantes y huérfanos, como resultado de su ambicioso deseo de preeminencia.[95]
De
acuerdo a Apocalipsis
1:17-18 es claro que estos títulos Alfa y Omega, el primero y el ultimo se aplican en este caso específicamente a Cristo Jesús; el titulo
“el primero y el ultimo” se repiten tres
veces en el apocalipsis (Apocalipsis 1:11,17; 22:13) y Alfa y Omega cuatro.
(Apocalipsis 1:8,11; 21:6; 22:13)
La expresión el primero y el ultimo es un
titulo que en el antiguo testamento es para Dios:
Así dice Jehová Rey de
Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el
postrero, y fuera de mí no hay Dios.
Isaías 44:6
Oyeme, Jacob, y tú,
Israel, a quien llamé: Yo mismo, yo el primero, yo también el postrero.
Isaías 48:12
Estos
versículos nos confirman la Divinidad y Deidad de Jesucristo.
En los versículos
Apocalipsis 1:4-10 Juan se dirige a las siete iglesias, su propia declaración introductoria de las circunstancias en las
cuales le fue dado el Apocalipsis.
Comenzando con el versículo
11 presenta la autorización que recibió directamente
de Cristo
Jesús para escribir el Apocalipsis:
“que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el
último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que
están en Asia; a Éfeso, y a Esmirna, y a Pérgamo, y a Tiatira, y a Sardis, y a
Filadelfia, y a Laodicea.”
Ilustración 1 De Seven churches of asia.svg: Jonadab (discusión
· contribs.) derivative work: Rowanwindwhistler (discusión) - Seven
churches of asia.svg, CC0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=53469914
Ilustración 2 La Isla de Patmos y las ciudades de las siete
iglesias de Asia Menor.
Por lo
tanto, cuando se aplica a las siete iglesias es de esperarse que tenga un
propósito definido. Había más de siete iglesias en la provincia de Asia,
pues dos iglesias de esa región eran la de Colosas y la de Hierápolis; también
se mencionan en el Nuevo testamento (Colosenses 1:2; 4:13). Por
consiguiente, es razonable deducir que el Señor escogió a las siete iglesias
que aquí se nombran porque eran y serían típicas de la condición de toda la
iglesia en los tiempos apostólicos y también a través de toda la era cristiana.[99]
Los
mensajes a las siete iglesias eran aplicables a condiciones específicas de la
iglesia en los días de Juan. Si no hubiese sido así, estos mensajes
hubieran desconcertado y desanimado a los cristianos de las iglesias de Asia
cuando los leyeran (1:3). Juan hubiera resultado ser entonces un falso profeta
si los mensajes que dirigía a sus iglesias no hubiesen revelado la verdadera
condición de esas congregaciones y no hubieran sido adecuados para sus
necesidades espirituales. Estos mensajes fueron enviados en una época en
que los cristianos de Asia estaban sufriendo una gran tribulación, y su firme
reproche, alentador consuelo y gloriosas promesas, deben haber tenido el
propósito de responder a esas necesidades[100]. Si las iglesias
cristianas de Asia aceptaban y prestaban atención a estos mensajes, estarían
preparadas espiritualmente para comprender el drama del gran conflicto descrito
en el resto del Apocalipsis, y para mantener una esperanza firme en el triunfo
final de Cristo y de su iglesia.
Aunque los
diversos mensajes a las siete iglesias tuvieron que haberse aplicado en primer
lugar a las iglesias de Asia de los días de Juan, también se aplicarían a la
historia futura de la iglesia. Un estudio de la historia revela que estos
mensajes ciertamente son aplicables de una manera especial a siete períodos
proféticos o épocas que abarcan la historia de la iglesia primitiva hasta el
fin del tiempo.
Como ya lo
hicimos notar, el número siete implica plenitud, y por esa razón también parece
razonable entender que estos mensajes en cierta medida describen a toda la
iglesia en cualquier momento de su historia, pues sin duda cada congregación a
través de la historia cristiana podría hallar que se describían sus
características y necesidades en uno o más de estos mensajes. Por lo
tanto, puede decirse que tienen triple aplicación: universal, local (en los
días de Juan) e histórica (o en períodos sucesivos). Un escritor
cristiano de alrededor del año 200 d. C. afirmó: “Juan escribe a las siete iglesias,
y sin embargo, habla a todas”[101]. Por ejemplo, el
mensaje a la iglesia de Laodicea es particularmente apropiado para la iglesia
de hoy, sin embargo, los mensajes a las otras iglesias también contienen
palabras de admonición con las cuales ella puede beneficiarse.[102] [103]
Como ya se observó el
contenido del libro del Apocalipsis o la Revelación es dirigida a las siete
iglesias (Apocalipsis 1:11); ahora Juan vuelve su mirada y ve y nos declara:
Y me volví para ver la voz que hablaba
conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro; y en medio de los siete
candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba
hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza
y sus cabellos eran blancos como la lana, tan blancos como la nieve; y sus ojos
como llama de fuego; y sus pies semejantes al latón fino, ardientes como en un
horno; y su voz como el ruido de muchas aguas. Y tenía en su diestra siete
estrellas; y de su boca salía una espada aguda de dos filos, y su rostro era
como el sol cuando resplandece en su fuerza.
Apocalipsis 1:12-16
Juan
observa siete candelabros: Se trata de siete portalámparas distintos, que, según el versículo 20, simbolizan las siete iglesias descriptas anteriormente en el versiculo 11: “a Éfeso, y a Esmirna, y a
Pérgamo, y a Tiatira, y a Sardis, y a Filadelfia, y a Laodicea”.
La imagen probablemente evoca el candelabro de siete lámparas de Zacarias 4:2, y posiblemente también el candelabro del Tarbernaculo o Santuario de Exodo 25:31-40.
En la palabra
de Dios el candelero siempre está relacionado con el edificio de Dios, el
Santuario. El candelero fue mencionado por primera vez en Exodo 25:31-40,
cuando se erigió el tabernáculo. La segunda vez se mencionó en relación con la
edificación del templo en 1 Reyes 7:49. La tercera vez aparece en estrecha
relación con la reedificación del templo de Dios en Zacarias 4:2-10. En
Apocalipsis el candelero está relacionado con la edificación de las iglesias.[104]
Los siete candelabros son las siete iglesias de Asia sin duda alguna (1.11-20) y nuestro Señor Jesucristo está en medio de ellas. Por muchos peligros que afronten las
iglesias, Jesucristo las protege con amor absoluto y poder alentador. Por medio
del Espíritu Santo, Jesucristo todavía está en medio de las iglesias hoy y obra en ellas y
por medio de ella. Cuando una iglesia se
enfrenta a la persecución, debe tener presente el profundo amor de Cristo y su
compasión
por nosotros. Cuando es atacada por conflictos y contiendas
internas, debe recordar el interés de Cristo por la pureza y su intolerancia
con el pecado,
nunca olvidemos esto.[105]
Ahora
pongamos atención a la expresión de Juan vi a uno “semejante al Hijo del Hombre”
(Apocalipsis 1:13); este es Jesucristo mismo. El título “Hijo del Hombre”se repite muchas
veces en el Nuevo Testamento y ciertas veces en el Antiguo Testamento, en referencia a
Jesús como el Mesías o el Cristo; este título está conectado en relación a la tierra a
su vez. La primera vez que aparece es en Salmos 8, aquí se fija su peculiar
significado; los Salmos cierta veces comienzan y acaban con una referencia a la
“tierra,” y, hablando “del Hijo del Hombre,” añade: “Tú le has dado todo el
dominio sobre las obras de Tus manos.”. Aquí en Apocalipsis Jesús se presenta como el poderoso Hijo del Hombre. Por ejemplo, en el libro literario no-canónico de
Enoc leemos en 1 Enoc 46:
1-2 :
“Allí contemplé al Anciano de Días, cuya cabeza era blanca como la
lana, y con él, otro, cuya apariencia era como de hombre…. Entonces yo pregunté
a uno de los ángeles, que fue conmigo, y quien me mostró cada cosa secreta,
concerniente al Hijo del hombre; quien era, de donde era y por qué acompañaba
al Anciano de Días. El respondió y me dijo: Este es el Hijo del hombre, a quien
le pertenece la justicia; en quien habita la rectitud y quien revelará todos
los tesoros que están ocultos: Porque el Señor de los Espíritus le ha elegido;
y por su posición sobrepasa a todo delante del Señor de los espíritus en eterna
rectitud”.
Su cabellera blanca
indica sabiduría y naturaleza Divina; esta
característica la comparte con el Anciano de Días de Daniel (Daniel 7:9); sus ojos ardientes
como “llama de fuego” característica de Dios como “Fuego consumidor”
(Deuteronomio 4:24; 9:3; 2 Samuel 22:9; Salmos 18:8; Isaías 29:6; 30:30; 33:14;
Hebreos 12:29) y también nos recuerda o evoca a la Shekhiná o presencia de
Dios, la nube de fuego que acompañaba a los Israelitas (Deuteronomio 1:33; Éxodo
40:38; 13:21) hay un versículo que hace esta comparación y se encuentra en Éxodo:
Y la apariencia de la gloria de Jehová era como un fuego abrasador en la cumbre del monte, a los
ojos de los hijos de Israel.(Éxodo 24:17);
como también sus ojos ardientes pueden simbolizar castigo a todo lo malo (Levítico 10:2; Números 16:35;
26:10; Josué 6:24; 2 Reyes 1:12,14); Juan tiene siempre
en mente al profeta Daniel, y esta es parte de
la descripción de la figura divina de Jesús que le trajo la
visión a Daniel. “Sus ojos antorchas de fuego” (Daniel 10:6 cf. Apocalipsis 19:12), también puede traer a la mente la
historia de Abram cuando “vio una antorcha humeante entre los animales
divididos” (Gen. 15:17); el cinto de oro alrededor del pecho como el vestido de lino (Éxodo 28:4-8,39,42-43; Levítico
16:4; 6:10; Ezequiel 44:17; Comparar Hebreos 8:1); su vestimenta y cinta
de oro parece que son emblemas de su sacerdocio aquí lo muestra como el Sumo Sacerdote Divino y de realeza Divina (Genesis 41:12) que va a la
presencia de Dios a obtener el perdón en favor de los que han creído en El y a interceder por ellos, El
manto y cinturón de Aarón eran “para gloria y hermosura,” y combinaron la
insignia de alteza real y de sacerdocio, las características del sacerdocio
antitipico de Cristo, “según el orden de Melquisedec.” Es más, la Biblia Peshitta lo traduce como: "y en
medio de los candeleros se encontraba uno semejante al Hijo del Hombre, vestido
con una ‘vestidura sacerdotal’ que le llegaba hasta los pies"—aunque mas
literalmente con “el efod”—, confirmando así la idea del traje Sacerdotal en
Cristo. Este sacerdocio lo está ejerciendo desde su ascensión; y por tanto,
lleva sus emblemas aquí. La literatura judía habla de un santuario Celestial y
de un Sumo sacerdote.
La enciclopedia judía declara que los rabinos hablaban de
Miguel como el Sumo Sacerdote y capitán del Ejercito Celestial, que sacrificaba
en el templo superior, a saber, el celestial.[106]
En el Talmud de William Davidson, Chagigah 12b:6 dice: “Zevul,
la morada, es la ubicación de la Jerusalén celestial y el Templo celestial, y
allí se construye el altar celestial, y el ángel Miguel, el gran ministro, está
de pie y sacrifica una ofrenda sobre él, como se dice: “Ciertamente he Te
edificó una casa a Zevul, un lugar donde habitarás para siempre” (1 Reyes
8:13). ¿Y de dónde derivamos que Zevul se llama cielo? Como está escrito: “Mira
desde el cielo y ve, desde Tu santa y gloriosa morada [Zevul]” (Isaías 63:15).[107] Y nuevamente comentado esto en Zevachim 62a:5 dice: “una
visión del altar ya construido y Miguel el arcángel de pie y sacrificando
ofrendas sobre él.”[108] Y vuelve a mencionar esto en Menachot 110a:10. Esto da
evidencia que eran conocedores de esta verdad que la escritura declara.[109] Entonces el que está él en medio de los candeleros
vistos sólo en el tabernáculo, demuestra que es como Rey sacerdote que está así
vestido, El cinturón ordinario para uno ocupado activamente rodeaba los lomos;
pero Flavio Josefo, nos cuenta en su obra Antigüedades, 3., 7. 2, nos dice
expresamente que los sacerdotes levíticos se ceñían más arriba, por los pechos,
propiamente para movimiento calmoso, majestuoso[110]; y la espada agua de dos filos sin duda es símbolo de la
palabra de Dios como lo declara Hebreos 4:12 acá se alude a Cristo como la “Palabra
de Dios” (Juan 1:1; Apocalipsis 19:13); además declara el Apocalipsis que
su voz era: “como el estruendo de muchas aguas”
en Ezequiel 43:2 se describe así
la voz del mismo Dios:
“y vi que la gloria del Dios de
Israel venía del oriente. Su sonido era como el sonido de muchas aguas,
y la tierra resplandecía a causa de su gloria”; dice también que: “Tenía los pies, como
bronce pulido refinado a fuego en un crisol”; la palabra que traducimos por bronce
pulido es jalkolíbanon que puede ser traducido
como: “cobre bruñido, aleación de cobre
(u oro) y plata que tiene lustre brillante”; (En el significado
implicación de blancura o brillo)[111]; no se sabe a ciencia cierta qué metal era. Tal vez se trataba del fabuloso
compuesto llamado electrum, que los antiguos creían que era una aleación de oro
y plata, y más preciosa que cualquiera de los dos[112]. Aquí de nuevo es el
Antiguo Testamento tiene estrecha similitud y relación de la visión de Juan en
específico con el libro de Daniel que se nos dice del mensajero divino que eran
“sus pies o piernas” como de color de bronce bruñido (Daniel 10:6); el profeta
Ezequiel dice de los seres angélicos que les centelleaban los pies a manera de
bronce muy bruñido (Ezequiel 1:7); pero vemos aquí algo todavía más hermoso, nada menos que un
recuerdo de la Transfiguración; en aquella ocasión relatada por los
evangelios, Jesús se transfiguró en presencia de tres de sus
discípulos y apóstoles: Pedro, Santiago
y Juan, "y resplandeció Su rostro como el sol» (Mateo 17:2 ). Nadie que Le hubiera contemplado entonces podría
olvidar Su resplandor
y esplendor; y, como el autor de este
libro es el mismo Juan, tal vez vio otra vez en el rostro del Cristo Resucitado
la gloria que había intuido en el Monte de la Transfiguración.[113]
La
Siguiente estructura muestra las características de Jesús analizadas:
1.
Vestido de Lino con cinto de Oro.
2.
Cabeza y cabellos blancos.
3.
Ojos como de Fuego.
4.
Sus pies como el bronce.
5.
Su voz como el estruendo.
6.
De su Boca
salía una espada aguda de dos Filos.
7.
Su rostro como el Sol.
Juan tiene este majestuoso contacto con Jesús que no pudo más que caer
sobre si al tal contacto con un ser Todopoderoso y majestuoso grande en
misericordia y perdón: Cuando Le vi, caí como muerto a Sus pies; esta
fue también la experiencia del profeta Ezequiel cuando Dios le habló (Ezequiel
1:28; 3:23; 43:3); también se nos viene a la mente otra historia de la que
puede ser reflejo. Aquel día en Galilea cuando pescaron tantos peces y Pedro
intuyó Quién era Jesús, cayó de rodillas ante Él abrumado por el sentimiento de
que él no era más que un pecador (Lucas 5:11). Hasta el fin de nuestro camino
de nuestro andar no podemos sentir más que reverencia en la presencia de la
santidad y la gloria del Cristo Resucitado y Todopoderoso y pronto a venir.[114]
Las palabras tranquilizadoras de Jesús al
profeta Juan: “No temas” (Apocalipsis 1:17), estas fueron palabras que los discípulos y Apóstoles habrían oído más de una vez de los labios de
Cristo Jesús. Fueron las que les dirigió
cuando se dirigió a ellos por el agua (Mateo 14:27; Marcos 6:50 ); y sobre todo fueron las que les habló en
el Monte de la Transfiguración, cuando estaban aterrados por haber escuchado la
voz de Dios (Mateo 17:7)[115];Yo soy el primero y el ultimo que como ya analizamos anteriormente en el Antiguo Testamento esta no es sino la
descripción que Dios hace
de Sí mismo (Isaias 44:6; 48:12).
Jesús nos promete a cada uno de
nosotros estar siempre con nosotros ya sea al principio o al Final de nuestras
vidas. El profeta Jeremías en la aparente desesperación y terror que lo
rodeaba, al igual que Juan no estaba desamparado:
Tú acercaste al ángel para
salvarme, el día que te rogué. Dijiste por tu Memra (Logos o Verbo):
“No temas”. (Lamentaciones 3:57, Targum Arameo, Traducido por CMM Brady)
El contacto con Cristo resucitado y glorificado se trata de un
esquema clásico, que se puede observar claramente en el libro del Profeta
Daniel, del cual el Apocalipsis sigue cierta similitud y/o alusión: es el
esquema de aparición de un ser trascendente, y se desarrolla en cuatro fases o
partes:
1. Indicación del
lugar y otras circunstancias concretas:
Daniel 10:1-4: En el tercer año
de Ciro, rey de Persia, fue revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar. La
palabra era verdadera y el conflicto grande, pero él comprendió la palabra y
tuvo inteligencia en la visión. «En aquellos días yo,
Daniel, estuve afligido por espacio de tres semanas. 3 No
comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con
perfume, hasta que se cumplieron las tres semanas. El
día veinticuatro del primer mes estaba yo a la orilla del gran río Hidekel.
Apocalipsis 1:9-11: Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en
el reino y en la perseverancia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos,
por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo. 10 Estando yo
en el Espíritu en el día del Señor oí detrás de mí una gran voz, como de
trompeta, 11 que decía: «Yo
soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves
y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo,
Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.»
2. Aparición
“trascendente”:
Daniel 10:5-6: Alcé mis ojos y miré, y vi un varón vestido de lino y ceñida
su cintura con oro de Ufaz. Su cuerpo era como de berilo, su rostro parecía un relámpago, sus
ojos como antorchas de fuego, sus brazos y sus pies como de color de bronce
bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud.
Apocalipsis
1:12-16:
Me volví para
ver la voz que hablaba conmigo. Y vuelto, vi siete candelabros de oro, 13 y
en medio de los siete candelabros a uno semejante al Hijo del hombre, vestido
de una ropa que llegaba hasta los pies, y tenía el pecho ceñido con un cinto de
oro. 14 Su cabeza y sus
cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos, como llama de
fuego. 15 Sus pies eran
semejantes al bronce pulido, refulgente como en un horno, y su voz como el
estruendo de muchas aguas. 16 En
su diestra tenía siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos
filos y su rostro era como el sol cuando resplandece con toda su fuerza.
3. reacción de
debilidad por parte del que ve:
Daniel 10:7-9: »Sólo yo, Daniel, vi aquella visión. No la
vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran
temor y huyeron y se escondieron. 8 Quedé, pues,
yo solo ante esta gran visión, pero no quedaron fuerzas en mí, antes bien, mis
fuerzas se cambiaron en desfallecimiento, pues me abandonaron totalmente. 9 Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír
el sonido de sus palabras caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi
rostro en tierra.
Apocalipsis 1: 17: Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto.
Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: «No temas. Yo soy el primero y el
último,
4. Intervención del
que aparece y asignación de una misión:
Daniel 10:10-21: 10Y una mano me tocó e hizo que me pusiera sobre mis rodillas y sobre las palmas
de mis manos. 11 Me dijo: “Daniel, varón muy amado,
está atento a las palabras que he de decirte y ponte en pie, porque a ti he
sido enviado ahora.” »Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie
temblando. 12 Entonces me dijo: “Daniel, no temas,
porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte
en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus
palabras yo he venido. 13 Mas el príncipe del reino
de Persia se me opuso durante veintiún días; pero Miguel, uno de los
principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de
Persia. 14 He venido para hacerte saber lo que ha
de sucederle a tu pueblo en los últimos días, porque la visión es para esos
días.” 15 »Mientras me decía estas palabras, yo tenía
los ojos puestos en tierra y había enmudecido. 16 Pero
uno con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí la boca y
hablé, y dije al que estaba delante de mí: “Señor mío, con la visión me han
sobrevenido dolores y no me quedan fuerzas. 17 ¿Cómo,
pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me
faltaron las fuerzas, y no me quedó aliento.” 18 »Aquel
que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, me fortaleció 19 y
me dijo: “Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y cobra aliento.”
Mientras él me hablaba, recobré las fuerzas y dije: “Hable mi señor, porque me
has fortalecido.” 20 Él me dijo: “¿Sabes por qué he
venido a ti? Ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia;
al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá. 21 Pero
yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad: nadie me ayuda
contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe.”
Apocalipsis 1:
17b-20: 17 Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto. Y él
puso su diestra sobre mí, diciéndome: «No temas. Yo soy el primero y el último, 18 el que vive.
Estuve muerto, pero vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves
de la muerte y del Hades. 19 Escribe,
pues, las cosas que has visto, las que son y las que han de ser después de
éstas. 20 Respecto al
misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete
candelabros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias,
y los siete candelabros que has visto son las siete iglesias.
La primera visión
del Apocalipsis es “de uno parecido
a un «hijo de hombre»” esta tiene por objeto una manifestación de Cristo resucitado (Apocalipsis
1:10-18). Los atributos que sirven para identificar su persona expresan su
condición Divina. En esta visión es Jesús quien, resplandeciente con la misma
gloria de Dios, declara en primera persona: «Soy yo, el Primero y el Último
y el Viviente. Estaba muerto, y he aquí que vivo por los siglos de los siglos…»
(Apocalipsis 1:17-18). La alusión a la muerte corrobora su humanidad y,
simultáneamente, su victoria como “viviente o resucitado” confirma su
divinidad. Aquello que en el Antiguo Testamento era prerrogativa exclusiva de
Dios ahora es atribuido a la persona de Cristo, pues el es Dios.
La visión del “Hijo
del hombre en medio de los siete candelabros” de oro (1:12-16) domina, por así
decirlo, en los tres primeros capítulos del Apocalipsis.
A
su vez la apariencia de Cristo Glorificado nos recuerda a la bendita promesa de
Dios para con su pueblo:
Andaré entre vosotros: seré vuestro Dios y
vosotros seréis mi pueblo.
Levítico 26:12
y enseñándoles que guarden todas las cosas
que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo.» Amén.
Mateo 28:20
Volviendo nuestra mente nuevamente a Jesús observamos que Jesús tiene en su
mano a “Siete estrellas”: Y tenía en su diestra siete estrellas;
(Apocalipsis 1:16) que según el mismo Apocalipsis son: “Las siete estrellas son los ángeles de las siete
iglesias”; la
escritura a su vez relaciona a las estrellas con los Justos (Daniel 12:3); así
que es razonable entrelazar estas dos aplicaciones “ángeles” que su significado
es “Mensajero” y con los justos proclamadores de las verdades presentes, estos
son guiados por la mano de Jesús, el esta al control de fiel siervo y obediente
mensajero; en el Antiguo Testamento es
Dios mismo Quien controla las estrellas. Dios mismo le pregunta a Job: “¿Podrás tú anudar los lazos de las Pléyades, o
desatar las ligaduras de Orión?" Job 38:31.
Jesús también le dice a Juan para
tranquilizarlo que él es “el que vive”; en el Antiguo Testamento Dios es “el Dios vivo”: “En esto conoceréis que el Dios viviente está en medio de vosotros”;
“Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo”. “Sois hijos del Dios viviente.” (Josué 3:10; Salmos 42:2 ; Oseas 1:10); en Deuteronomio
22:40-41, tenemos, no el título en sí, sino más bien palabras conectadas a la idea contenida en el
título con aquel tiempo del juicio. Deuteronomio 32 contiene aquella “Canción
de Moisés o Cantico de Moisés,”— que recibió del propio Dios—, de la cual
Apocalipsis 15:3 se hace eco, y el tiempo referido es al tiempo de Apocalipsis—donde
se mezclan las ideas del capítulo 1 de Apocalipsis “El que vive, la Espada
refulgente”: “Porque yo alzaré a los cielos mi mano, y diré: Vivo yo para
siempre. Si, afilaré mi reluciente espada y echaré mano del juicio. Yo
tomaré venganza de mis enemigos, y daré retribución a los que me aborrecen”
(Deuteronomio 32:40- 41.); a su vez este título tiene que ver además con la
restauración y liberación del pueblo de Israel. (Ver Jeremías 16:14, 15; 23:7,
8); se
usa también o se alude en Deuteronomio 5:26,23; En 1 Samuel 17:26, 36, donde
David lo emplea contra el desafío de Goliat en 2 Reyes 19:4, 16. Isaías 37:4,
17, donde se utiliza contra el reproche de Senaquerib. En Salmos 42:2-3; 84:2
3, donde se emplea con una latente referencia a los falsos dioses que otra
gente adora y procura. Igual que en Jeremías 10:10; 23:36, y Oseas 1:10;2:1;
En el Nuevo
Testamento el uso es el mismo. En Mateo 16:16; 16:63. Juan 6:69. Hechos 14:15.
Romanos 9:26. 2ª Corintios 3:3; 6:16. 1ª Tesalonicenses 1:9 (ídolos). 1 Timoteo
3:15; 4:10; 6:17. Hebreos 3:12. 9:14; 10:31; 12:22; y Apocalipsis 7:2.
Dieciséis veces aproximadamente. [116] [117]
El
[Jesús] también declara que: “Tengo las llaves de la muerte y del Hades”; Hádes en griego su
traducción es “la morada de los muertos”, “el sepulcro” y es el
equivalente al Sheol o Sepulcro del Antiguo testamento; en la Septuaginta el termino
al griego para traducir Sheol al griego es: ᾅδης (Hades), el cual es utilizado
en el N.T; en el A.T se puede encontrar en Diversos pasajes como Genesis 37:35;
Números 16:30 ETC. El Antiguo Testamento llama Sheol (hebreo) al lugar donde
van los muertos, mientras que el Nuevo Testamento lo llama hades (griego). En
la Escritura Seol menudo significa simplemente el “sepulcro” la “Tumba”, el
significado de hades es similar al de Seol; todos los muertos van a este lugar
(Sal. 89:48), tanto justos como malos. Jacob dijo: "Descenderé... hasta
el Seol (sepulcro o tumba)" (Génesis 37:35). Cuando la tierra
"Abrió su boca" para tragar a Coré y a sus compañeros, éstos
descendieron vivos al sepulcro (Números 16:30). El Seol recibe a la persona
completa en su muerte. Cuando Cristo murió, fue la tumba (hades, Hechos 2:27,
31, o Seol, Salmos 16:10). Cuando David agradeció a Dios por haberlo sanado,
testificó que su alma había sido librada del sepulcro [Seol] (Salmos 30:3). En
el sepulcro hay una absoluta inconsciencia. Por cuanto la muerte es un sueño,
los muertos quedan en estado de inconsciencia en el sepulcro hasta la
resurrección, cuando el sepulcro (hades) entregue a los muertos (Apocalipsis
20:13). Veamos Pasajes paralelos en el A.T como N.T: Porque no dejarás mi
alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción. Salmos 16:10; Porque
no dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo vea corrupción.
Hechos 2:27, Job
Nos dice que al descender al Sheol es descansar en el Polvo: A la
profundidad del Seol descenderán, Y juntamente descansarán en el polvo. Job
17:16 [118]; antiguamente
se cree que los rabinos decían que había tres llaves que le pertenecían a Dios y que Él no compartiría con
ningún otro: “las del nacimiento, la lluvia y la resurrección”.[119]
La muerte tiene sus puertas según la
escritura:
Salmos 9:13: Ten
misericordia de mí, Jehová; mira la aflicción que padezco a causa de los que me
aborrecen, tú, que me
levantas de las puertas de la muerte ; Salmos
107.18: su alma
rechazó todo alimento y llegaron hasta las puertas de la muerte.; Isaías 38:10: Yo dije: “En la mitad de mis días
me iré a las puertas del seol;
privado soy del resto de mis
años.”
Según
manuscritos hebreos del Apocalipsis la palabra que es traducida como “llaves” en
los manuscritos griegos, en cierto manuscrito hebreo es “clavos”[120]
[121],
traducido seria así: Y el que vive y yo estaba muerto, y he aquí, vivo por los
siglos de los siglos, amén. Y tengo los clavos de la muerte y el Seol".[122]; no se sabe con
exactitud si es un hebreo original o traducido de algún manuscrito del griego
perdido al hebreo; pero hay cierta asociación, ¿Qué es lo que nos viene a la
mente cuando oímos clavos en el Nuevo testamento? Sin duda a los clavos de la
crucifixión: Después los otros
discípulos le dijeron: Hemos visto al Señor. Pero Tomás les contestó: Si no veo
en sus manos las heridas de los clavos, y si no meto mi dedo en ellas y mi mano
en su costado, no lo podré creer. Juan 20:25; la palabra acá es "ῆ̔λος jélos" que está
relacionada con Colosenses 2:14: Rayendo la cédula de los ritos que nos era
contraria, que era contra nosotros, quitándola de en medio y enclavándola en la
cruz; aquí la palabra es “προσηλόω proselóo” que es la forma verbal de
clavos “ῆ̔λος jélos” entonces aquí tenemos dos referencias a “clavos en el
nuevo testamento” y ambas están relacionada con la cruz y según nuestro
manuscrito hebreo analizado tenemos las tercera aparición de clavos: Y el
que vive y yo estaba muerto, y he aquí, vivo por los siglos de los siglos,
amén. Y tengo los clavos de la muerte y el Seol". Pero ¿cómo se llega de clavos a la llave o de las llaves a
clavos? Nehemías Gordon comenta: “No lo supe hasta que estaba buscando en
Jastrow.”[123]
Según
las fuentes y/o referencias judías la palabra “clavo” como es presentada en
este manuscrito era utilizada como: “una llave para abrir una puerta”, ”un pasador de
hierro que se doblaba para ser utilizado como llave”[124], Según
lo comenta la enciclopedia judaica un "clavo" podría ser utilizado
para abrir o bloquear; a su vez el "clavo" que sujeta el cerrojo de
la puerta[125]; Nehemías Gordon[126] al comentar
dicho pasaje del manuscrito citando la Tosefta
dice: “Así que echa un vistazo a esto -
otra referencia que trae es a un pasaje en el Tosefta, que es alrededor del
mismo período que la Mishná, lo que significa alrededor de 200 dC, y habla de
varias leyes de pureza ritual, y una de las preguntas que los rabinos discuten
allí es que dicen, "Bueno, ¿qué pasa con un clavo que está doblado para
abrir y cerrar puertas?" Es decir, un clavo que se convierte en una llave”.
Nuevamente comenta: “Como, eso fue un
pensamiento en este período. Entonces, tienes judíos caminando, llevando clavos
de una víctima de crucifixión, y luego tienes clavos que se usan como llaves.
Esto no puede ser una coincidencia. Hay demasiadas conexiones culturales que
están sucediendo aquí” [127]; aquí es evidente
la conexión que encontramos con la palabra “llave”.
Cristo Jesús tiene las llaves de esas puertas, las cuales [llaves] son un símbolo de poder, autoridad. (Mateo
16:19; Lucas 11:52), él las ha ganado por medio de su muerte y resurrección (Juan 5:21,25-29):
Con un mensaje de esperanza infinita Jesús consuela nuestro pesar por los
que fallecieron: “De la mano del sepulcro los redimiré, librarélos de la
muerte. Oh muerte, yo seré tu muerte; y seré tu destrucción, oh sepulcro.”
Oseas 13:14. “Y el que vivo, y he sido muerto; y he aquí que vivo por siglos de
siglos, ... y tengo las llaves del infierno y de la muerte.” Apocalipsis 1:18.
“Porque el mismo Señor con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de
Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero: luego
nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos
arrebatados en las nubes a recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre
con el Señor.” 1 Tesalonicenses 4:16-17.[128]
Como podemos observar y ver Jesús tiene poder y
autoridad sobre “el sepulcro y la Muerte”; la resurrección
de Cristo es la garantía de que los Santos justos se levantarán “en la resurrección en el día postrero” (Juan 11:24) para vida eterna; Nosotros como creyentes no
tenemos por qué temer al Hades o mejor dicho al “Sepulcro” ni a la “muerte”
porque Cristo tiene en su posesión las llaves de ambos. Lo único que tenemos
que hacer es apartarnos del pecado y volvernos a El con fe y arrepentimiento
sincero. Si mantenemos nuestras vidas y muertes en nuestras manos sin tener en
cuenta a Dios, nos estamos condenamos a nosotros mismos al Sepulcro más si
ponemos nuestra vida en las manos de Cristo y en su voluntad, él nos restaurara
y nos resucitara al fin del siglo para una eternidad de comunión apacible y
eterna con El; como lo declara el Apóstol Pablo: “Que, si vivimos, para el
Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, o que vivamos, o
que muramos, del Señor somos”. Romanos 14:8
Ahora Jesús por segunda vez le ordena a Juan a
escribir el libro "Escribe las cosas que has visto, y las que son, y
las que han de ser después de éstas.” ya anteriormente en el versículo 11
le había ordenado esto. Ahora en el versículo diecinueve el Señor ofrece un
bosquejo general del libro de Apocalipsis, cuando ordena a Juan a escribir:
1."las
cosas que has visto”.
2.
“y las que son”.
3.
“y las que han de ser después de estas”.
Aquí en el versículo 19 termina o concluye la visión
notamos un paralelismo con el versículo 11 respecto a la expresión "las
cosas que has visto”; Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a
las siete iglesias que están en Asia; a Éfeso, y a Esmirna, y a Pérgamo, y a
Tiatira, y a Sardis, y a Filadelfia, y a Laodicea (Versículo 11), acá
notamos una conexión que respecto a las cosas que “ha visto Juan” esta
relacionada con las Siete iglesias pero "Las cosas que has visto"
puede así representar a todo lo registrado en los versículos 1:9-20 es decir la
visión de los “siete candeleros de oro: las iglesias resplandecientes”; también
a la descripción del Hijo del Hombre: el Cristo vivo. Las siete estrellas: los
mensajeros o ángeles de las iglesias, y "Las cosas que son" puede
referirse a las siete iglesias del Apocalipsis (2: 1—3: 22); la iglesia en Éfeso:
la iglesia de los Apóstoles o de los principios (2: 1-7); la iglesia en
Esmirna: la iglesia bajo persecución (2: 8-11); la iglesia en Pérgamo: la
iglesia unida con el mundo (2: 12-17). La iglesia en Tiratira: la iglesia en
apostasía (2: 18-29). La iglesia en Sardis: la iglesia en proceso de ser
reformada (3: 1-6). La iglesia en Filadelfia: la iglesia en proceso de ser
recobrada (3: 7-13). La iglesia en Laodicea: la iglesia en decadencia (3: 14-22)
y respecto a "Las cosas que han de suceder después de estas." (4:1-22:
5)[129]; Comparándolo a esto
con Apocalipsis 1:1 vemos que el gran objeto de la Revelación parece consistir
en presentar los sucesos futuros en forma capaz de informar, edificar y
consolar a la iglesia.[130] En este versículo es decir el versículo
19 a Juan se le da una orden muy definida de escribir toda la revelación, pues
iba a referirse mayormente a cosas entonces futuras, a acontecimiento futuros.
En algunos pocos casos, se iba a aludir a acontecimientos entonces pasados o
que estaban acaeciendo o que ya ocurrieron; pero estas alusiones tenían
sencillamente el propósito de introducir cosas que se iban a cumplir más tarde,
a fin de que no faltase ningún eslabón de la cadena profética.[131]
Con todo esto pudimos
observar que “las cosas que son” se refiere claramente a los mensajes enviados
a las iglesias (capítulos 2–3). En Apocalipsis 4:1 se le dice a Juan que se le
mostrarán “las cosas que deben suceder después de estas cosas”, es decir, que las
cosas registradas en los capítulos 2–3 del Apocalipsis son “las cosas que son”.
Ahora “Las cosas que sucederán después de estas” en 4:1 son las mismas palabras
que se encuentran en Apocalipsis 1:19, sugiriendo que “las cosas que sucederán
después de estas” se refieren a los capítulos 4-22:5 del Apocalipsis.[132] [133] [134]
Ahora el versículo siguiente es decir el 20 empieza
con una palabra que se usa en reiteradas veces en el Nuevo Testamento con un
sentido específico: "misterio", la palabra griega es "μυστήριον mustérion"; esta
palabra “misterio”, como la usaban originalmente los cristianos primitivos, no
significaba algo que no podía ser entendido, como se lo entiende hoy, sino como
algo que sólo podían entenderlo los iniciados, es decir los que tenían el
derecho de saber. Como Cristo les dijo a sus discípulos que les era “dado
saber los misterios del reino de los cielos”, pero no a las multitudes (Mat 13:11).
Pablo habla de la resurrección como de un “misterio” (1Co 15:51), y con
frecuencia también se refiere en la misma forma al plan de salvación mismo (Romanos
16:25-26). Así es que
aquí que Cristo Resucitado y glorificado pasa a dar el sentido íntimo o el
misterio de las siete estrellas y de los siete candelabros de oro:
El
misterio de las siete estrellas que viste en mi diestra, y de los siete
candeleros de oro. Las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias; y
los siete candeleros que viste, son las siete iglesias.
Apocalipsis 1:20
Como podemos observar en el versículo es que “Misterio” se aplica
aquí a las siete “estrellas”, símbolo que hasta este momento no se había
explicado; pero ahora este símbolo se denomina “misterio” porque la
interpretación está a punto de ser dada a conocen, Por lo tanto, en el libro
del Apocalipsis un “misterio” es un símbolo oculto que está por ser explicado a
aquellos que están dispuestos a “guardar” (Apocalipsis 1:3) las cosas reveladas
en este libro; este versículo es
un puente que une los versículos
1:12-19 con los mensajes de los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis; además explica los símbolos de los Apocalipsis 1:12 y 1:16 y prepara el camino para los mensajes a
las diferentes iglesias.[135] Los siete candelabros según nos explica el mismo Jesucristo
son “las siete iglesias”. Uno de los grandes títulos pronunciada por Jesús
mismo del cristiano es que debe ser la luz del mundo (Mateo 5:14; Filipenses
2:15). Cuando Juan vio las siete
estrellas en la diestra de Cristo y los siete candeleros de oro en medio de los
cuales caminaba Cristo, fue un misterio para él, no logro comprender el significado de las siete estrellas y de los siete
candeleros de oro. Por consiguiente, el Señor mismo le reveló tal misterio, diciendo que "las siete estrellas
son los mensajeros de las siete iglesias, y los siete candeleros son las siete
iglesias".[136] Algunos dicen respecto a la
mención “las siete estrellas son los mensajeros de las siete
iglesias”
declaran que son ángeles de cada iglesia; otros dicen que son
ancianos o pastores. Como las siete cartas a las iglesias en los capítulos 2 y
3 contienen reprensiones y exhortaciones, es dudoso que estos líderes sean
mensajeros celestiales. Si se trata de líderes o mensajeros de la tierra, son
responsables ante Dios por las iglesias que dirigen; la palabra griega “αggelos”
significa “mensajero” y se usa para mensajeros humanos también (Lucas 7:24;
9:52) o para mensajeros celestiales es decir ángeles. Aparte de las referencias
a los ángeles de las iglesias en los capítulos 1 al 3 del Apocalipsis, las
otras veces que, en aparecer tal palabra, se refiere a mensajeros celestiales.
En el versículo 20 pudiera ser: uno por un lado los ángeles guardianes y
dirigente de las iglesias; por otro lado, puede referirse a los pastores o
dirigentes de las iglesias, o la misma iglesia.
El
problema de entender esto “como mensajeros celestiales” es que Dios no tendría
razón para escribir una carta a los ángeles de una iglesia. Además, a la mayoría
de estos ángeles se llama la atención a su mala conducta, lo cual no es
consistente o lógico con los ángeles celestiales (Apocalipsis 2:4, 14, 20;
3:18). Es más natural o legible entender que el destinatario de cada carta era
el pastor de la iglesia o dirigentes de esta o la iglesia misma en su conjunto.
Tanto los griegos como los judíos creían que todas las cosas terrenales tenían
una contraparte celestial; y se podría sugerir que el ángel de cada iglesia es
el ideal de la iglesia; y que los mensajes se dirigen a las iglesias en su ser
ideal o total para llevarlas al camino recto y verdadero.[137]
Volviendo
ahora unos versículos atrás a la visión introductoria con los mensajes a las siete
iglesias parece reflejar el concepto y tema pascual en
específico el versículo 5,17- 18 podemos observar cierta alusión indirecta:
“Al que nos ama, nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre” “y
el que vivo, y estuve muerto”; En ninguna otra parte del Apocalipsis hay un
énfasis tan fuerte sobre la muerte y resurrección de Cristo. “Yo soy el primero
y el último; el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos
de los siglos. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades” (Apoc. 1:17–18) sin
duda es una alusión a la “pascua o pesaj” (Éxodo 12:2; Levítico 23:4-15); nos
recuerdan a las palabras del Apóstol Pablo:
Limpiad la levadura vieja para que seáis masa
nueva, así como lo sois, sin levadura. Porque aun Cristo, nuestra
Pascua, ha sido sacrificado.
1
Corintios 5:7
Jon Paulien
sugiere que “el escrutinio intenso de Cristo de las iglesias nos recuerda la
intensa búsqueda en cada hogar judío de levadura para eliminarla justo antes de
la Pascua” (cf. Éxo. 12:19; 13:7).[138] La invitación a
una comida de compañerismo mutuo con Cristo hallado en la iglesia a Laodicea
(Apoc. 3:20) nos recuerda la comida pascual. Siendo que la Pascua era unas de
las únicas fiestas que los cristianos del primer siglo consideraban como que
había sido cumplida en el Cristo terrenal (cf. Juan 19:35–37; 1 Cor. 5:7), por
tanto “es apropiado que se asociara con aquella porción del libro donde se
describe el ministerio de Cristo para las iglesias sobre la tierra”.[139]
El Apocalipsis en
sus primeros versículos—específicamente el capítulo 1— deja en claro, por así
decirlos las doctrinas fundamentales del cristianismo bíblico. Por si no lo ha
notado en los primeros versículos al declarar: “La revelación de Jesucristo […]
Bienaventurado el que lee, y los que
oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas
(1:1-3), resalta aquí la doctrina bíblica de “la palabra de Dios”. Si seguimos
leyendo notamos que se menciona otra doctrina fundamental del cristianismo:
“quien es Dios”—es decir— “la Doctrina de Dios o la Deidad”: […]Gracia sea a
vosotros, y paz del que es y que era y que ha de venir, —el Padre— y de los
siete Espíritus —Espíritu Santo—que están delante de su trono; y de Jesucristo—el
Hijo—, el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y príncipe de los reyes
de la tierra. (1:4-5) Al avanzar encontramos la ultima y unas de la mas
importantes para los tiempos en que vivimos: “la segunda venida de Cristo”:
He
aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron, y
todos los linajes de la tierra harán lamentación a causa de Él. Así sea. Amén.
(1:7)
[2]
Secretos del Apocalipsis pp 15 Jacque B. Dounkhan.
[3] Strong
griego #1401 δοῦλος doúlos.
[4] Strong
hebreo #5650 עֶבֶד ébed.
[5] W. H. Simcox, The Revelation,
G. A. Simcox (“Cambridge Greek Testament”; Cambridge University Press, 1893),
p. 40.
[6] COMENTARIO
AL NUEVO TESTAMENTO – BARCLAY Apocalipsis 1:1-3.
[7] Ver 1 Enoch 12:3; 19:3.
[8] Strong griego #3144 μάρτυς mártus
[9] “The Revelation”
(Exegesis), The Interpreter’s Bible, XII (New York: Abingdon Press, 1957),
p. 367.
[10] Strong hebreo #3110 יוֹחָנָן Yokjanán
[11] COMENTARIO
AL NUEVO TESTAMENTO – BARCLAY Apocalipsis 1:1-3.
[12] Secretos del Apocalipsis pp 12-13 Jacque B.
Dounkhan
[13]
Unos del primero padres de la iglesia, este era uno de los mártires que
explican desde el punto de vista histórico cómo la Iglesia celebraba el culto
desde sus inicios, aunque es cierto que es venerado por la iglesia católica.
Ver más información: Justino Mártir.
(2021, 18 de julio). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta:
01:14, julio 19, 2021 desde https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Justino_M%C3%A1rtir&oldid=137079881.
[14] COMENTARIO
AL NUEVO TESTAMENTO – BARCLAY Apocalipsis 1:1-3.
[15] El
Conflicto de los Siglos, 573 (1888). {CE 85.3}
[16]
Augusto C. Thompson, "Morning Hours in Patmos," págs. 28,
29.
[17]
Ver también Las Profecías de Daniel y Apocalipsis Urías Smith p. 6.
[18] COMENTARIO
AL NUEVO TESTAMENTO – BARCLAY Apocalipsis 1:1-3.
[19] Simcox, op.
cit., p 41.
[20] Ver además Jeremías 6:10; 1 Reyes 3:9;
Nehemías 8:3; Apocalipsis 2:7; 3:22 etc.
[21]
“La Iglesia Militante y Triunfante” | Manual de Estudio por el Pastor Esteban
Bohr
SUMTV.org | SecretsUnsealed.org | SUMTVLatino.org |
Página 11-12.
[22]
Ver Com. Revelation 1 | Lumina
(netbible.org)
[23] Comentario
bíblico Adventista Apocalipsis 1:4
[24]
Biblia LBLA
[25]
Ver Apocalipsis 21:3; 7:15.
[26] Targum
Jonathan sobre Deuteronomio 32:39, https://www.sefaria.org/Targum_Jonathan_on_Deuteronomy.32.39?lang=bi&with=all&lang2=en
[27]
Strong hebreo #3068 יְהֹוָה Yejová
[28] COMENTARIO
AL NUEVO TESTAMENTO – BARCLAY Apocalipsis 1:4-6.
[29] LA
BIBLIA DE LAS AMÉRICAS – NOTAS 1997
[30] Yván Balabarca
Cárdenas, Historia de la Iglesia, 13
[31] COMENTARIO
AL NUEVO TESTAMENTO – BARCLAY Apocalipsis 1:4-6.
[32] Ver Bauckham, The Climax of Prophecy,
162–166.
[33]
La Revelación de Jesucristo p. 79. Ranko Stefanovic.
[34]
Urías Smith Las profecías de Daniel y Apocalipsis p. 7.
[35]
Alberto Barnes, "Notes on Revelation," pág. 62, comentarios sobre
Apocalipsis 1 :4. Véase también S. T. Bloomfield,
"The Greek Testament
With English Notes," tomo 2, pág. 565,
comentarios sobre Apocalipsis 1:4.
[36] COMENTARIO
AL NUEVO TESTAMENTO – BARCLAY Apocalipsis 1:4-6.
[37]
Swete, 6. Ver también La Revelación de Jesucristo p. 79. Ranko Stefanovic.
[38]
Ver Además 1 Timoteo 6:13
[39] COMENTARIO
AL NUEVO TESTAMENTO – BARCLAY 1995 Apocalipsis 1:4-6
[40] The
Holy Scriptures: A New Translation (JPS 1917) Ver en: https://www.sefaria.org/Isaiah.43.10?ven=The_Holy_Scriptures:_A_New_Translation_(JPS_1917)&vhe=Miqra_according_to_the_Masorah&lang=en&with=Translations&lang2=en
[41] Yván
Balabarca Cárdenas, Historia de la Iglesia, 14.
[42] EGT,
V, 338.
[43] COMENTARIO
AL NUEVO TESTAMENTO – BARCLAY 1995 Apocalipsis 1:4-6
[44]
Comentario bíblico Adventista Apocalipsis 1:5
[45]
Comentario bíblico Adventista Apocalipsis 1:5
[46] LA
BIBLIA DE LAS AMÉRICAS – NOTAS 1997
[47]
Cometario bíblico Adventista Apocalipsis 1:5
[48] LA
BIBLIA DE LAS AMÉRICAS – NOTAS 1997
[49]
LBLA, NLBLA, NVI, NTV, BTX ETC.
[50] Strong
griego #3089 λύω lúo
[51]
Comentario Bíblico Adventista Apocalipsis 1:5
[52] COMENTARIO
AL NUEVO TESTAMENTO – BARCLAY 1995 Apocalipsis 1:4-6
[53]
Las profecías de Daniel y Apocalipsis p. 34. Urías Smith. versión Digital.
[54]
La Revelación de Jesucristo pp 86 Ranko Stefanovic
[55] Ibid.
p. 86 Ranko Stefanovic
[56] The Review and Herald, 5
de septiembre de 1899.
[57] The Signs of the Times,
28 de enero de 1903.
[58] LA
BIBLIA DE LAS AMÉRICAS – NOTAS 1997
[59] Strong
griego #5443 φυλή fulé linaje, tribu; Definición retoño, es decir raza o clan
[60] Fundamentals
of Christian Education, 335 (1895).
[61] S,Mowinckel, He that Cometh, Oxford 1956, p
298; p 325 de la versión española. Cfr G.F.Moore, Judaism in the First
Centuries of the Christian Era, II p.352-353
[62] Targum
Onquelos.
[63] La evidencia
textual favorece (cf. p. 10) la omisión de estas palabras aquí y en el Apo 1:11, pero su
inclusión en el Apo 22:13 está
establecida. (Comentario
Bíblico Adventista Apocalipsis 1:8)
[64] La evidencia
textual establece (cf. p. 10) el texto “Señor Dios” (BJ, BA, BC, NC). (Comentario Bíblico Adventista
Apocalipsis 1:8)
[65] EL
NUEVO TESTAMENTO Y SU MENSAJE Wolfgang Trilling y otros.
[66]
Comentario Bíblico Adventista Apocalipsis 1:8
[67]
La Revelación de Jesucristo Ranko Stefanovic pp 86.
[68]
Comentario Bíblico Adventista Apocalipsis 1:8
[69] todos los Textos Críticos Griegos* y el R.V.
Griesbach, Lachmann, Tischendorf, Tregelles, Alford, Westcott y Hort.
[70]
Según la Evidencia Textual.
[71] Libro
de Apocalipsis en el Contexto Judío (Ap. 1:3) Dr. Eli Lizorkin-Eyzenberg and
Peter Shirokov (israelbiblicalstudies.com)
[72] Libro
de Apocalipsis en el Contexto Judío (Ap. 1:3) Dr. Eli Lizorkin-Eyzenberg and
Peter Shirokov (israelbiblicalstudies.com)
[73]
No confundir con que se mencionan 12 veces, se mencionan como 31 veces a lo
largo del Apocalipsis.
[74]
Comentario Bíblico Adventista Apocalipsis 1:9
[75] COMENTARIO
AL NUEVO TESTAMENTO Apocalipsis 1:9 – BARCLAY
1995.
[76] Ibid.
Apocalipsis 1:9 – BARCLAY 1995.
[77]
Ver también Padres Ante nicenos, Tomo 1, página 559.
[78] Stephen P.
Bohr, La Iglesia Militante y Triunfante, 8
[79]
Ver también Padres Ante nicenos, Tomo 1, página 559.
[80] Historia Eclesiástica III. 20. 8, 9 o así
Historia Eclesiástica,
libro 111, párrafo 20, versículos 8, 9.
[81] Las
más reconocidas autoridades declaran que Juan fue desterrado bajo Domiciano
(Ireneo, 5. 30; Clemente de Alejandría; Eusebio, Historia Eclesiástica 3. 20).
Victorino dijo que tuvo que trabajar en las minas de Patmos. A la muerte de
Domiciano, año 95, volvió a Efeso bajo el emperador Nerva. Es probable que
fuese inmediatamente después de su retorno cuando escribiese, bajo la
inspiración divina, el relato de las visiones que le fueron concedidas en
Patmos (1:2, 9). ”Jamieson, R., Fausset, A. R., & Brown, D. Comentario
exegético y explicativo de la Biblia - tomo 2: El Nuevo Testamento (El Paso,
TX: Casa Bautista de Publicaciones, 2002), 760.
[82] Los Hechos de los Apóstoles, 455 (PP),
470 (ACES).
[83]
Hechos de los Apóstoles 455.6 – 456.1
[84]
Hechos de los Apóstoles 456.2
[85]
Cometario Bíblico Adventista Apocalipsis 1:9.
[86]
Vicuña Máximo Interpretación Histórica del Apocalipsis. P. 6.
[87] COMENTARIO
AL NUEVO TESTAMENTO Apocalipsis 1:9 – BARCLAY
1995.
[88] Review and Herald 16-5-1899.
[89]
Secretos del Apocalipsis Jaque B. Dounkhan pp 22.
[90]
Secretos del Apocalipsis Jaque B. Dounkhan pp 22.
[91] (Dissertation on the Lord's Day,
págs. 3. 34, 44)
[92]
Para más citas y/o información visitar nuestro blog: https://elgranconflictofinal.blogspot.com/2021/05/citas-historicas-respecto-al-sabado.html
[93] COMENTARIO
AL NUEVO TESTAMENTO – BARCLAY Apocalipsis 1:9.
[94] (YI 5-4-1900 The Youth’s
Instructor: traducido "El instructor de la juventud")
[95] MS 99, 1902
[96]
Comentario Bíblico Adventista Apocalipsis 1:11
[97]
Comentario Bíblico Adventista Apocalipsis 1:11
[98] LA
BIBLIA DE LAS AMÉRICAS – NOTAS 1997
Apocalipsis 1:11.
[99] Hechos de los Apóstoles 466-467.
[100] Ver Hechos de los Apóstoles 462-470
[101] Texto latino en S. P. Tregelles, ed.,
Canon Muriatorianus, p. 19
[102] (ver 2JT 125, 187, 210, 255; 8T 98-99).
[103]
Comentario Bíblico Adventista Apocalipsis 1:11.
[104]
COMENTARIO DEL NUEVO TESTAMENTO VERSIÓN RECOBRO Apocalipsis 1:12
[105]
COMENTARIOS DE LA BIBLIA DEL DIARIO VIVIR Apocalipsis 1:11.
[106]
1844 hecho Simple Clifford Goldstein p. 45.
[107]
Para corroborar ver en: https://www.sefaria.org/Chagigah.12b.6?lang=bi&with=all&lang2=en
[108]
Para corroborar ver en: https://www.sefaria.org/Zevachim.62a.5?lang=bi&with=all&lang2=en
[109]
Para saber más ver Jewish Encyclopedia, MICHAEL Por: Joseph Jacobs, M.
Seligsohn, Mary W. Montgomery
https://jewishencyclopedia.com/articles/10779-michael#
[110]
COMENTARIO JAMIESON-FAUSSET-BROWN Apocalipsis 1.
[111]
Diccionario Strong griego #5474 χαλκολίβανον jalkolíbanon
[112]
COMENTARIO AL NUEVO TESTAMENTO – BARCLAY Apocalipsis 1:14-18.
[113]
COMENTARIO AL NUEVO TESTAMENTO – BARCLAY Apocalipsis 1:14-18.
[114]
Ibid. Apocalipsis 1:14-18.
[115]
Ibid. Apocalipsis 1:14-18.
[116]
4 en
los Evangelios, y Hechos, 4 en las Epístolas a la Iglesia, 3 en las Epístolas,
4 en Hebreos, y una en Apocalipsis.
[117]
Ver También Salmos 18:7-9; Amos 8:14
[118]
La Muerte ¿Qué dice la biblia? Julian C. Mendoza p. 26-28
[119]COMENTARIO
AL NUEVO TESTAMENTO – BARCLAY Apocalipsis 1:14-18.
[120] Strong hebreo #4548 מַסְמֵר masmér.
[121] 1500-1699, The Revelation of St John in Hebrew
translation.Title: Revelation of St John 1-2:12.Note: Margoliouth's catalogue
notes that rest of the volume used to contain a Latin manuscript
"Tractatus de sphaera Armillari", which is now separated from the
Hebrew part. The Hebrew is imperfect. http://www.bl.uk/manuscripts/Viewer.aspx?ref=sloane_ms_237_fs001r
[122] A-Hebrew-Manuscript-of-the-Book-of-Revelation-British-Library-Sloane-273.pdf
(nehemiaswall.com)
[123]
Manuscrito
hebreo del Libro del Apocalipsis: Parte 2 - NehemiasWall.comMuros de La Anemia
https://www.nehemiaswall.com/hebrew-manuscript-revelation-2
[124] Ver: Jastrow,
Preface & Jastrow, מַסְמָר & Jastrow, מַסְמָר 1 with Jastrow
(sefaria.org)
https://www.sefaria.org/Jastrow%2C_Preface?lang=bi&p2=Jastrow%2C_%D7%9E%D6%B7%D7%A1%D6%B0%D7%9E%D6%B8%D7%A8.1&lang2=bi&w2=Jastrow&lang3=en
[126]
Nehemia Gordon (nacido el 1 de enero de 1972) es un investigador sobre los antiguos
orígenes hebreos del judaísmo y el cristianismo. Es conocido por trabajar como
traductor en los Manuscritos del Mar Muerto y como investigador descifrando
manuscritos hebreos antiguos. Ha trabajado con Emanuel Tov, y es una figura
del judaísmo caraíta contemporáneo. Nehemia Gordon
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[128] Profetas y Reyes p 180.4 Egw
[129] Ver David E. Aune, Revelation 1–5,
Word Biblical Commentary 52a (Waco, TX: Thomas Nelson Publishers, 1997),
105–106; ver Gregory K. Beale, The Book of Revelation, The New International
Greek Testament Commentary (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1998), 152–169, por
objeciones posibles a tal concepto.
[130] Urías
Smith Profecías de Apocalipsis pp 44.
[131]
Urías
Smith Profecías de Apocalipsis pp 15.
[132]
El concepto ha sido recientemente defendido por Aune, Revelation 1–5, 105–106.
Ver también La Revelación de Jesucristo De Ranko Stefanovic pp 119.
[133]Ver
también LA BIBLIA DE LAS AMÉRICAS – NOTAS 1997 Apocalipsis 1 (1:19)
[134] Ver David E. Aune, Revelation 1–5,
Word Biblical Commentary 52a (Waco, TX: Thomas Nelson Publishers, 1997),
105–106; ver Gregory K. Beale, The Book of Revelation, The New International
Greek Testament Commentary (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1998), 152–169, por
objeciones posibles a tal concepto.
[135]
Comentario Bíblico Adventista Apocalipsis 1:20.
[136]
COMENTARIO DEL NUEVO TESTAMENTO VERSIÓN RECOBRO Apocalipsis 1:20.
[137]
COMENTARIO AL NUEVO TESTAMENTO – BARCLAY Apocalipsis 1:9
[138] La Revelación de Jesucristo p. 55
cf. Paulien, “The Seals and the Trumpets”, 258.
[139] Paulien, “The Seals and the
Trumpets”, 190.
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