Gálatas 4:10.


Débiles y pobres rudimentos 

 Gálatas 4:10 

| Gálatas 4:8-11 "Ciertamente, en otro tiempo, cuando ustedes no conocían a Dios, servían o [“estaban esclavos de”] los que por naturaleza no son dioses; pero ahora que conocen a Dios, o más bien, que Dios los conoce a ustedes, ¿cómo es que han vuelto de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales quieren volver a esclavizarse? Ustedes guardan los días, los meses, los tiempos y los años.¡Me temo que, con ustedes, yo he trabajado en vano!” (Gal. 4:8-11). "Los Gálatas, habiendo sido Gentiles, no conocían a Dios, y por consiguiente estaban esclavos de los que por naturaleza no son dioses para nada. El evangelio les había sido predicado. Creyeron en el evangelio y por lo tanto fueron librados de la esclavitud, recibieron la adopción de hijos de Dios y entonces ya no eran esclavos sino hijos; y siendo hijos, eran herederos de Dios a través de Cristo. Pero los fariseos, quienes eran creyentes, no sabiendo nada de la verdadera fe y libertad que Cristo da, llegaron entre los Galátas, con su evangelio pervertido, el cual no era del todo el evangelio, y los confundieron y los desviaron de la fe hacia las obras; del Espíritu hacia la carne, como los medios de justificación y esperanza de salvación. (Gal. 3:1-3). Esto se confirma con las propias palabras del texto, en la pregunta; “pero ahora que conocen a Dios, o más bien, que Dios los conoce a ustedes, ¿cómo es que han vuelto de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales quieren volver a esclavizarse?” (Gal. 4:9). El apóstol acababa de declarar que antes que conocieran a Dios estaban esclavos de los que por naturaleza no son dioses, ahora, habiendo sido guiados hacia Dios, VOLVIERON a estas cosas, y DE NUEVO a esta esclavitud. Y como lo hemos visto en la lección precedente, estos rudimentos a los cuales estaban esclavos al principio, a los cuales VOLVIERON ahora a ser esclavos, eran “los rudimentos del mundo” y los únicos rudimentos del mundo son “los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida”, las obras de la carne—en otra palabra—son solamente pecado. Dentro de estas cosas que habían servido primero, los cuales por naturaleza no son dioses, habían las observancias de ciertos días, meses, tiempos, y años, hasta las mismas cosas del paganismo que el Señor, aún en los tiempos antiguos había condenado, así como está escrito: “Cuando entres a la tierra que el Señor tu Dios te da, no cometas los mismos actos repugnantes que practican esas naciones. Que no haya en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni nadie que practique la adivinación, ni sea agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni nadie que consulte a los muertos. Al Señor le repugnan todos los que hacen estas cosas, y precisamente por estos actos repugnantes el Señor tu Dios va a expulsar de tu presencia a estas naciones. Delante del Señor tu Dios debes ser perfecto [“recto, o sincero” en el margen], porque las naciones de las que vas a tomar posesión prestan oído a los agoreros y a los adivinos, pero a ti el Señor tu Dios no te permite hacer eso”. (Deut. 18:9-14). los Galatas habian vuelto a caer en algunas de estas cosas; el texto lo dice: “Ustedes guardan los días, los meses, los tiempos y los años”. Bastaba con eso, Pablo podía escribir entonces, “¡Me temo que, con ustedes, yo he trabajado en vano!” (Gal 4:11). La gran lección en esta etapa particular de la experiencia de los Gálatas es que no hay poder alguno sino el que está en la justicia de Dios, el cual es por la fe de Jesucristo, que puede salvar al hombre de la maldad que naturalmente está en él: no hay terreno de medio camino entre el camino del Espíritu y el camino de la carne. Cada hombre sea está en la libertad del Espíritu y la justicia de Dios o en la esclavitud de la carne y del pecado. [Advent Review and Sabbath Herald | May 15, 1900] “‘Ustedes guardan los días, los meses, los tiempos y los años’. Eso era una evidencia de su esclavitud. ‘Ah’, dicen algunos, ‘volvieron a la observancia del antiguo Sábado judío; ¡esa era la esclavitud contra la cual Pablo nos quería amonestar!’… Cualquiera que lee la epístola a los Gálatas, y se pone a pensar mientras lee, debe de saber que los Gálatas no eran judíos. Habían sido convertidos del paganismo. Por consiguiente, antes de su conversión no habían tenido nunca nada que ver con ninguna costumbre religiosa que eran practicadas por los judíos. No tenían nada que fuera en común con los judíos. Por lo tanto, cuando volvieron a los ‘débiles y pobres rudimentos’ a los cuales querrían ser nuevamente sujetos, es evidente que no estaban volviendo a ninguna práctica judía. Estaban volviendo a sus viejas costumbres paganas”. Elliot J. Waggoner, 1900, The Glad Tidings, p. 175

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