“Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos. Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo. Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo. Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra” Apocalipsis 5:1-10
Los capítulos 4 y 5 del libro de Apocalipsis revelan la segunda gran visión que tuvo el apóstol Juan, que involucra el Trono de Dios y al Cordero. Sirve como introducción para la visión de los siete sellos. En Apocalipsis 5:1 al 4, Juan ve el libro sellado con siete sellos, que simbolizan todo el destino de la humanidad en las manos de Dios. El Cordero, que es Jesucristo (Juan 1:29), es el único Ser habilitado para romper los sellos del libro del futuro y revelar lo que aún está por suceder.
La apertura de cada sello desencadena ciertos eventos históricos desde el punto de vista de la iglesia cristiana (Apoc. 26:1, 3, 5, 7, 9, 12; 8:1). El lenguaje de Apocalipsis 6 tiene conexiones con las maldiciones del pacto. En Levítico 26 y en Deuteronomio 28, la infidelidad al pacto con Dios era castigada con la muerte de los animales del campo, con espada, con pestes y con hambruna. Asimismo, los sellos pueden representar las consecuencias del período en que la iglesia fue infiel a su pacto con Cristo. En este caso, el primer jinete no trae maldición, pues su periodo se corresponde con la fase de pureza de la iglesia (Éfeso).
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